No es el único
Se van otros, se han ido otros, y los pájaros se han quedado cantando pero más tristes. Se fue Raúl, se fue Xavi, se fue Iker, no se olvide esto, se fue Raúl, ahora se va Iniesta seguramente, y se va El Niño Torres…
Uno se fue, Iker, empujado por un entrenador sin sustancia verdaderamente humana, en complicidad con un club que tampoco está dotado para la espera. ¿Por qué se fue Xavi? Porque nadie supo esperar. Y a Raúl y al Niño los dejaron ir como un día no supieron despedir a Kubala o a Di Stéfano en sus respectivos clubes apresurados. El fútbol español no sabe calibrar la calidad de lo que expulsa.