Citroën C3 Aircross, un SUV muy original
Su aspecto desenfadado se combina con un interior bastante capaz, convirtiéndose así en una alternativa muy interesante dentro de su segmento y a un precio competitivo
Citröen ha desarrollado una nueva línea de diseño muy original para algunos de sus modelos, algo valorable cuando son cada día más los coches que se asemejan entre sí. Buena muestra de ese estilo desenfadado y diferenciador es el C3 Aircross, un SUV de poco más de cuatro metros de longitud pero que ofrece una habitabilidad destacable.
La carrocería es atrevida desde cualquier perspectiva y en ello reside gran parte de su encanto. Podrá gustar más o menos pero lo indiscutible es que rebosa personalidad, desde su poderoso frontal con los grupos ópticos divididos hasta las protecciones de bajos, pasando por la línea del techo con barras, los pasos de ruedas, los pilotos posteriores...
Sus formas son bastante rectilíneas, una característica que beneficia de forma evidente a la habitabilidad. Es un coche amplio para sus dimensiones generales (sobre todo en la altura libre al techo, lo que contribuye a esa sensación de espacioso), incluyendo un maletero generoso y adaptable gracias al desplazamiento de la banqueta de las plazas posteriores. Unos asientos que, sin embargo, no son especialmente cómodos por su escasa sujeción lateral.
Los acabados se presentan sencillos pero de calidad correcta, mientras que el nivel de acabado Shine es muy completo, destacando una pantalla de siete pulgadas con navegador.
Aunque cada día son más los compradores que se decantan por motores de gasolina en coches de este estilo, Citroën sigue ofreciendo sus diésel BlueHDi, de rendimiento óptimo y consumos ajustados. La variante de 100 CV es suficiente en prestaciones y el gasto de combustible realmente bajo siendo cuidadosos con el pedal del acelerador, aunque en ningún caso (ni siquiera en autovía a ritmo más rápido) los valores se disparan.
El C3 Aircross es un coche en el que prima el confort, con una suspensión tirando a blanda aunque sin presentar un exceso de balanceo en curvas. Responde con nobleza a las indicaciones de una dirección demasiado asistida, aunque esta característica se convierte en una ventaja para maniobrar.