La última cocción de Vinicius

En el a veces abandonado fax del Santiago Bernabéu no paran de llegar ofertas por Vinicius. Normal. Tiene pinta de que el chico la va a romper, aunque es evidente que todavía le falta un hervor, traducido: una adaptación al fútbol europeo, y lo que es más importante, una plena integración en la entidad blanca. Desde la zona noble del club empiezan a ponerse nerviosos porque el chaval no la rasca y Lopetegui, que de momento es el que manda, no quiere romper los códigos del vestuario dando minutos a un niño para quitárselos a tipos que se llevan partiendo el pecho varias temporadas para gozar de más oportunidades. La cuestión es saber si al brasileño le conviene más estar un año entrenando con los mejores pero jugando poco o volar a otro club para disputar cincuenta partidos y terminar de formarse.

El aparato propagandístico del Madrid se ha encargado de vender a Vinicius como el gran fichaje del verano, pero han bastado dos partidos para negar el globo. El cuerpo técnico aprecia su calidad y voluntad de progresar, pero ahora mismo no está para echar una mano en los momentos complicados como demuestra el hecho de que ni siquiera ha calentado en los dos primeros encuentros oficiales de la temporada madridista: la Supercopa de Europa y el partido ante el Getafe.

Llegue o no al final un delantero, el papel del brasileño tiene pinta de que va a ser residual durante todo la campaña. Lopetegui va a tener que tirar de psicología para que al futbolista no le atropelle un sentimiento de decepción. Seguramente algún día llegue a ser importante en el Madrid, pero la realidad hoy en día es diferente. Y por eso le llueven ofertas de clubes que le quieren disfrutar ahora porque saben que dentro de poco será un crack fuera de su alcance.