El VAR te lo da, el VAR te lo quita
Conforme pasan las semanas, estoy más convencido que el VAR es el cambio más decisivo en el juego desde que se impidió que los porteros cogieran el balón con la mano tras ser cedido por un compañero. Cada vez me gusta más. Y no le digo porque ayer beneficiara al
Valencia. Porque el VAR es justicia en sí misma. Y eso nunca puede ser malo. Y no sólo es justicia. Es un mecanismo que te lanza hacia arriba cuando te beneficia o te pone un muro moral cuando te perjudica. El gol anulado a Kondogbia la semana pasada fue un mazazo, después de haberlo celebrado y a punto de sacar de centro el Girona.
Nunca se sabrá pero probablemente de no haber existido la jugada del gol de Kondogbia, el Valencia habría ganado ese partido. Ayer, cuando el partido no iba ni para un lado ni para otro, un agarrón ingenuo (Gameiro ya no llegaba) de Bruno le dio al Valencia una la dosis suficiente de autoestima para dar por enterrada la crisis. El gol y la victoria dan rédito a un juego del equipo ché que, al menos, merece estar donde está ahora, a pocos puntos de Europa. Todo podría haberse solucionado antes si Rodrigo hubiera marcado sus ocasiones. Está negado desde que marcó al Atlético en la jornada inaugural del campeonato. Se desmarca, recibe y crea ocasiones. Pero falla una y otra vez como una escopeta de feria trucada. La receta de Marcelino, insistir.