Brasil amargó a España la fiesta del WiZink Center
Los sudamericanos se llevaron el duelo ante 8.629 espectadores
Como hace 34 años en el último duelo que ambas selecciones habían disputado en Madrid, Brasil amargó la fiesta a España y conquistó el Desafío Mundial que se celebró en un WiZink Center en el que, a pesar de que no se llegaron a las cifras de la Copa de España del año pasado, sí mostró un buen aspecto con 8.629 espectadores. Un público que vio cómo el equipo sudamericano, en un día de celebración y homenajes del fútbol sala español, fue superior, al menos en un primer tiempo donde decidieron. Hubo reacción española en la segunda parte, pero insuficiente.
El partido tuvo un guión distinto al del pasado domingo en Cáceres. Brasil salió mucho más ordenada, jugando con apenas dos rotaciones, como si hubieran aprendido perfectamente la lección del anterior duelo, donde España dominó el arranque. Además, en una jugada a balón parado Gadeia anotaba de volea el 0-1. Un gol que hizo evidente que todo estaba soplando a favor de la pentacampeona del mundo, que gozó de una gran efectividad ante una España poco acertada en ataque.
Sufrimiento. Eran minutos donde la Selección no encontraba su sitio mientras veía cómo el brasileño del Movistar Daniel, que se había incorporado al equipo tras la lesión de Leo Santana en Cáceres, fue un puñal. Suyo fue el segundo gol tras una gran jugada que inició Dyego para que Rodrigo asistiera. El tercer tanto de Pito, con una definición de una calidad tremenda, dejaba a España completamente noqueada. También a la grada, que se enfriaba por momentos.
España estaba obligada a reaccionar tras el descanso. Si no era por juego, por actitud, pero algo debía hacer. Hubo un poco de todo, lo que bastó para que el WiZink se encendiera. Bebe, que acortó distancias con un buen disparo, y el debutante Juan Emilio a base de nervio, lideraron las acometidas que, sin embargo, no fueron suficientes para una España que acabó volcada con portero jugador.
De eso también tuvo mucha culpa el meta brasileño Guita, con una exhibición cuando mejor jugaron los de Fede Vidal. Sus paradas hicieron que el reloj corriera rápido y que Brasil supiera manejar la situación para marcharse de Madrid con el trofeo y una sonrisa. España, que perdió la imbatibilidad como local que duraba más de una década, al menos se despidió con la ovación de un WiZink Center que volvió a vibrar con el fútbol sala.