Valverde se apunta a la San Remo, el primer monumento
El arcoíris, frente a los Sagan, Viviani, Alaphilippe, Nibali...
Ya está aquí el primer monumento de 2019: la Milán-San Remo. La carrera de un día que mejor representa la esencia del ciclismo junto al Mundial: un deporte de fondo y de resistencia. La Classicissima, la clásica por excelencia, siempre ofrece dureza y exigencia por su extensión, 291 kilómetros, y por el Poggio, una subida de 3,7 km (con una pendiente media del 3,7% y cotas máximas del 8%) que tradicionalmente define el desenlace: o bien esprint, si se controlan los movimientos, o bien triunfo de un valiente.
Participarán los últimos cinco ganadores: Nibali (2018), Kwiatkowski (2017), Demare (2016), Degenkolb (2015) y Kristoff (2014). La nómina explica la cantidad de resoluciones posibles camino de San Remo: la han conquistado vueltómanos, clasicómanos y velocistas puros. Depende de las fuerzas, de la osadía y de cómo se encare el mítico Poggio, que se corona a 5,4 km de la meta.
Alejandro Valverde sólo se ha inscrito en seis ocasiones, con una 15ª posición (en 2016) como clasificación más destacada. El murciano evitó Italia por calendario y la suspensión de dos años impuesta por el CONI, pero la Milán-San Remo (también el Giro de Lombardía) es una prueba perfectamente a su alcance. En 2019 correrá con el arcoíris de campeón del mundo: “Me hace mucha ilusión portar este maillot y aspirar a victorias de prestigio”. Le acompañarán Landa (que regresa tras su fractura de clavícula en su primer día de competición, en Mallorca), Mas, Betancur, Bennati, Barbero y Roelandts, tercero en 2016.
Casas de apuestas, adversarios y especialistas dan como máximos favoritos a Peter Sagan (dos veces segundo), Elia Viviani y Julian Alaphilippe (tercero en 2017). Tres perfiles distintos de ciclista: un clasicómano ambicioso y muy rápido, un velocista integral y un llegador que sube de maravilla, el Valverde del presente y el futuro. Como en el inicio de la campaña de clásicas, en el pavés belga, el Deceuninck de Viviani y Alaphilippe se presenta como el enemigo a batir: dispone de opciones para romper la carrera, como el francés, Stybar y Gilbert, y de la baza del italiano para rematar al esprint. Como siempre, dependerá de las energías, de la valentía y de cómo se afronte el Poggio de San Remo.
Poggio Como es habitual, la subida a 5,4 km de la meta definirá la carrera