AS (Levante)

Nadal se tomó el partido con Dellien con calma y sufrió dos roturas

- NACHO ALBARRÁN

La tormenta del lunes en Melbourne dio paso a un martes soleado, con una temperatur­a agradable (23 grados) poco antes de las 15:00 hora local, escenario ideal para el estreno este año de Rafa Nadal en el Open de Australia. Dicho con todos los respetos, tanto hacia al balear como por su rival, el modesto Hugo Dellien (26 años y 73º del mundo), la caza de los 20 títulos de Grand Slam de Federer la empezó Nadal al ralentí. Gracias a la sabiduría que le da la experienci­a y a su calidad tenística inagotable, ganó al boliviano sin hacer nada del otro mundo. De hecho, perdió dos veces su saque. Aún así, el resultado fue contundent­e: 6-3, 6-2 y 6-0 en dos horas y dos minutos. Nadal se medirá en segunda ronda con el argentino Federico Delbonis, que superó en tres sets al portugués Joao Sousa (6-3, 6-4 y 7-6 (3)).

La Rod Laver Arena recibió con algarabía al número uno del mundo, aunque apenas vio una pequeña parte de

Hubo Dellien

(Bol) su potencial. Nadal sólo había perdido una vez en la primera ronda del torneo, contra Fernando Verdasco en 2016, y se clasificó por 14ª vez en 15 participac­iones para la segunda. Se enfrentará mañana al argentino Federico Delbonis o al portugués Joao Sousa, dos viejos conocidos. Rafa tiene entre ceja y ceja el segundo título en un campeonato que se le resiste, porque así entraría en la historia como el primer tenista de la Era Open (desde 1968) en levantar al menos dos trofeos en cada uno de los cuatro Grand Slams.

Final de fútbol. Ante el entusiasta Dellien, que había dicho que el partido sería seguido en Bolivia “como la final de un Mundial de fútbol”, Nadal arrancó con dos quiebres para encarrilar la faena y no pasar apuros. Parecía directo a un palizón cuando dejó escapar uno de sus servicios en los mejores momentos de juego de Hugo, tenista con un drive aceptable y poco más. La segunda manga fue más ordenada y el de Manacor golpeó otra vez primero, y aunque Dellien igualó, después no pudo mantener su turno y cedió. “Te amamos, se escuchaba desde la grada mientras Nadal pedía que le trajeran sus famosos dátiles. El tercer parcial ya fue un paseo para el ganador de 19 majors, que esta vez no se despistó y le endosó un rosco al Tigre de Moxos.

Resultado claro

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Una doctora toma la tensión a Muguruza durante el partido.

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