AS (Levante)

Brahim se resiste a aceptar una cesión en enero

- —M. DE JUAN

■ La visita del Real Madrid al humilde Unionistas, uno de los últimos reductos del fútbol popular, no dejó demasiadas conclusion­es en clave blanca: Bale marcó (al fin) y se fue lesionado (una vez más); Areola mostró rigor en la portería, demostró que si Courtois falta hay portero; y, sobre todo, Brahim hizo su alegato para permanecer en el Real Madrid pese a que Zidane le ha enseñado la puerta de salida una y otra vez (se ha quedado fuera de 22 de 29 convocator­ias, en dos de ellas por lesión).

Brahim apenas acumula 77 minutos este curso, distribuid­os en cinco partidos; en Salamanca, Zidane tiró de él para suplir al recién lesionado Bale y el malagueño disfrutó de su mejor ocasión de la temporada: 37 minutos para demostrar, en pleno mercado invernal, que merece una plaza en la plantilla blanca. El Real Madrid le está buscando acomodo ante las pocas oportunida­des de que ha dispuesto y son varios los equipos que han preguntado por él; el Getafe lo hizo público, en boca de su presidente, Ángel Torres.

Reivindica­ción. A pesar de ello Brahim no quiere salir cedido y en Salamanca pasó de las palabras a los hechos: disparó tres veces, dos de ellas a puerta, marcó un gol (el 1-3) y antes había provocado el 1-2 con un remate que Góngora, en su intento por sacar el balón, convirtió en tanto blanco. Estuvo acertado con balón (19 pases buenos de 21), aunque no muy afanado en defensa (sólo una recuperaci­ón, diez pérdidas).

Quedan siete días de mercado invernal y en el Madrid guardan esperanzas de que Brahim recapacite y considere una salida en forma de cesión hasta junio para seguir su formación, a sus sólo 20 años. Pero el malagueño se resiste y en Salamanca lo hizo con una actuación sobresalie­nte con la que pide, a gritos, más minutos.

La Copa reunió a los dos planetas más alejados del fútbol. Es la gracia de la competició­n más antigua, la única que congrega al universo completo de clubes, desde el más poderoso por títulos y dinero hasta el más humilde, como ocurre con el admirable Unionistas, el autogestio­nario equipo que trata de avanzar desde las cenizas que dejó la Unión Deportiva Salamanca. Se impuso el Madrid, no sin algún esfuerzo, pero con profesiona­lidad. Unionistas resistió más de lo previsto, y lo hizo con estilo, sin dar patadas, con un juego fino y algunas ocasiones de gol. Areola, a quien se suponía espectador del partido, respondió bien cuando fue exigido. No pudo evitar el gol del pequeño y habilidoso Romero, un zurdazo en toda regla.

La noche dejó dos protagonis­tas, tan opuestos como el Madrid y Unionistas. Uno es joven y apenas ha disfrutado de minutos en el Real Madrid. Brahim llegó hace un año desde el Manchester City con la fama que se había labrado como juvenil. Las lesiones y la feroz competenci­a en la plantilla le han impedido la menor continuida­d. En Salamanca dispuso de unos cuantos minutos, excelentem­ente aprovechad­os por el joven delantero malagueño. Marcó dos goles – el primero de ellos sirvió para quitarle al Madrid el susto que le provocó el tanto de Unionistas– y desplegó la actividad que se espera de los jugadores que quieren ganarse un lugar en el sol.

El otro fue Bale. También marcó. El primero, para más señas. Perfecto control con la izquierda, instantáne­o remate con la derecha. Muy de Bale. Precioso, pero no celebrado. Puso cara de póker, recibió alguna felicitaci­ón por el camino y siguió a lo suyo, que fue poquísimo. Quizá estaba lesionado –se retiró en la segunda parte–, o quizá no. Bale es un misterio andante, un jugador que invita a las preguntas, a demasiadas preguntas.

¿Está lesionado? ¿No lo está? ¿Enfadado? ¿Distraído? ¿Desmoraliz­ado? ¿Desinteres­ado? ¿Nostálgico de su país y de su selección? ¿Eligiendo partidos convenient­es? ¿Incomprend­ido? ¿Disgustado con el entrenador? ¿Entusiasma­do con el golf? ¿Distanciad­o del fútbol? ¿Aislado? ¿Enojado con el club? ¿Mimado? ¿Protegido? ¿Abandonado?

No hay jugador en el mundo que suscite más interrogan­tes, que es lo peor que puede sucederle a un futbolista. Los clubes, entrenador­es y aficionado­s desean jugadores de una pieza, fáciles de entender, más bien previsible­s, sin sorpresas, ni dentro, ni fuera del campo. No quieren enredarse en laberintos, y Bale es más laberíntic­o que los jardines de El Resplandor. No responde a ningún modelo concreto de funcionami­ento. Todavía hoy, después de siete años en el Real Madrid, se habla de su potencial, prueba evidente de que no lo ha plasmado.

Su actuación en Salamanca –gol, gesto impasible, desconecta­do del equipo, sustituido­definió en su trayectori­a en el Real Madrid y el misterio que le acompaña. ¿Quién es Bale? Nadie lo sabe.

Unionistas La Copa reunió a los dos planetas más alejados del fútbol

 ??  ??
 ??  ?? Brahim, ante Unionistas.
Brahim, ante Unionistas.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain