Antonio se carga al Celta
Anduva honró a la Copa con un partido que tuvo todos los ingredientes que enganchan al aficionado a este formato. El Mirandés salió convencido de hacer la machada, consciente de que el Celta está frágil. Pronto avisaron los locales por medio de González, que obligó a Sergio a calentar los guantes.
A la media hora se adelantó el Mirandés. Matheus transformó el penalti cometido por Brais. Con Anduva encendido, el Celta no sabía cómo reaccionar, hasta que Óscar movió el banquillo. Aspas asustó con su mera presencia y Sisto saltó al césped empeñado en marcar el gol de la semana. Y lo consiguió al tercer intento. Dirigió el obús a la escuadra y Anduva se quedó tan congelado como sorprendido. A partir de ahí, el Celta se volcó en busca de la victoria, pero no supieron cómo.
El equipo gallego siguió dominando en la prórroga, pero no había inspiración. Todo cambió en un tropezón de Rafinha, que perdió el balón y tuvo que cometer penalti, con la consiguiente roja. Sergio enmendó el error de su compañero, deteniéndole el penalti a Álvaro Rey.
Pero Antonio tenía reservados los fuegos artificiales para la noche mágica de Miranda. Y todo sucedió cuando los entrenadores ya pensaban en los penaltis. Merquelanz puso el esférico en el área, donde Antonio llegó como un ciclón para reventar el cuero con la fuerza de todo un pueblo.