Una sociedad más digita
Las medidas para frenar el coronavirus aceleran el proceso de transformación Los mayores abrazan la tecnología para mantener contacto con sus familias
Las medidas sanitarias para detener el avance de la COVID-19 han acelerado un reto que la sociedad afronta desde hace años: la digitalización. Las salas de reuniones han quedado vacías y han sido sustituidas por videoconferencias en las que, en lugar de una mesa, comparten pantalla desde su casa personas separadas por decenas de kilómetros. Mientras los bares han permanecido cerrados, las cañas del fin de semana se han trasladado a Skype o Zoom. El pago con tarjeta o móvil contactless ha desplazado al efectivo en los supermercados y la formación a distancia ha ganado terreno entre adultos y pequeños.
El teletrabajo ha pasado de ser una anécdota a una solución indispensable para mantener la actividad en miles de empresas. Antes de la pandemia, en España apenas el 4,8% de los ocupados trabajaba habitualmente desde casa, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Una tercera parte que en Países Bajos, Finlandia o Luxemburgo, los países europeos más avanzados en esta práctica laboral. El Banco de España señala en un informe reciente que el 30% de los trabajadores podrían desarrollar su trabajo a distancia y el 80% de las empresas lo ha implantado o incrementado con la crisis.
En los primeros días del azote de la epidemia en España, el tráfico de datos de empresas en las redes de Movistar cayó un 55%, mientras el tráfico generado por las aplicaciones de videollamadas, como Skype, se multiplicaban por cuatro. Una de las revelaciones mundiales ha sido la app de videollamadas Zoom, que ha pasado de tener 10 millones de usuarios a finales de 2019 a alcanzar los 300 millones en abril y su valor en el Nasdaq ha aumentado casi un 50%.
Salto en la brecha digital
Si hay una generación que ha pegado el salto digital durante la epidemia, es el de los mayores. Apenas el 11,9% de los mayores de 75 años usaba Internet diariamente, según el INE. Ahora han abierto los brazos a la tecnología para seguir comunicados con los suyos. Y han sido muchas las iniciativas para posibilitarles el acceso. “Nos vino genial, porque había gente que no veía claramente las imágenes de su familia al tener una pantalla tan pequeña”, dice Pilar Masa, directora de la Residencia Novoger, de Miajadas, sobre la tableta que recibieron de la Diputación de Cáceres.
Alberto Ibor Serrano convirtió un problema personal en una solución para 28.000 residentes de centros de mayores y dependientes de Aragón.
Menos del 5% de los españoles teletrabajaba habitualmente antes de la crisis, dos tercios menos que en países europeos punteros