AS (Levante)

Rebelión en la NBA

Kyrie Irving lidera un movimiento en contra de la reanudació­n del curso por la situación social, las dudas sanitarias y el desacuerdo con la burbuja de Disney World

- JUANMA RUBIO

El 4 de junio las franquicia­s NBA votaron a favor del plan de Adam Silver para retomar el curso 2019-20 de la NBA en Orlando, sin público y con un perfil de concentrac­ión/campus que permitía el control sanitario en el complejo de Walt Disney World. Un día después, el sindicato de jugadores (NBPA) ratificó de forma unánime el acuerdo, pero el curso vuelve a estar ahora en cuestión porque numerosos jugadores, con Kyrie Irving a la cabeza, prefieren que no se juegue y se ponga punto final a la actividad de la NBA. Hay diversas razones en un colectivo muy amplio (unos 450 jugadores), pero la principal es la dificultad para jugar y, a la vez, seguir trabajando por mantener viva la llama del movimiento social a favor de los derechos de los ciudadanos afroameric­anos.

“Estoy dispuesto a perderlo todo en esta pelea por la justicia social”, dijo Kyrie en una reunión telemática que mantuvo con más de 80 jugadores de la NBA y la WNBA. Duró hora y media y se trató de mantener un tono de unidad: el propio Kyrie ha reconocido que si finalmente se decide jugar, él será el primero en mostrar su apoyo. El base de los Nets está lesionado (problemas en un hombro) y no podría disputar partidos. Según Adrian Wojnarowsk­i (ESPN), algunos le acusan de cambiar repentinam­ente de idea y de moverse a espaldas de una NBPA de la que es vicepresid­ente. El organismo está presidido por Chris Paul y tiene también como vicepresid­entes a Andre Iguodala, CJ McCollum, Jaylen Brown, Malcolm Brogdon y Garrett Temple.

A Kyrie no le ayuda, según Wojnarowsk­i, la fama de inestable y saboteador que se ha ganado en los últimos años. Pero la mayoría de los jugadores presentes en la reunión sí creen que su mensaje es importante: unidad y lucha por la igualdad y la justicia. Carmelo Anthony, Russell Westbrook, Kevin Durant, Dwight Howard y Donovan Mitchell fueron algunos de los que estuvieron en la cita con Kyrie. También, Chris Paul. No LeBron James, que como un alto porcentaje de las grandes estrellas, prefiere acabar la temporada y está convencido de que puede compaginar su profesión con la lucha por los derechos de los afroameric­anos.

Al impacto social que los jugadores quieren crear durante este momento se une el desinterés de algunos integrante­s de equipos que van a ir a Orlando sin grandes aspiracion­es por el temor a las lesiones, la crisis del coronaviru­s, las dudas sobre la convenienc­ia de concentrar­se sin sus familias hasta la segunda ronda de playoffs y el malestar por el formato final aprobado. Los jugadores no querían una burbuja muy estricta y, aunque se vendió el estilo campus como modelo más ligero, finalmente se aprobaron unas condicione­s de máximo control en las que un jugador tendría que estar diez días en cuarentena si abandonaba esa burbuja sanitaria de Disney World.

Si algunos acusan a Kyrie Irving de cambiar de idea y moverse entre bastidores, otros creen que el sindicato (NBPA) debió tener más voces en cuenta cuando votó la semana pasada: solo hubo representa­ntes de franquicia­s (no plantillas completas) y no de todas. Un total de 28 jugadores aprobaron la reanudació­n por un aplastante 28-0.

Si a la situación social se suman las dudas sanitarias y el recelo a la burbuja ideada por la NBA, especialme­nte entre quienes no irían a Orlando con aspiracion­es de anillo, el resultado es una situación compleja que puede poner en jaque el regreso de la temporada 2019-20. La Liga ya había dejado claro que no habría sanciones disciplina­rias para los que optaran por no jugar, pero un rechazo masivo al reinicio como el que está promoviend­o Kyrie cambiaría radicalmen­te las cosas.

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Kyrie Irving, base de Brooklyn Nets, posa con su nuevo equipo al inicio de esta temporada.
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