Aspecto físico
en 2019. En diciembre, en concreto. Sin ayuda, pero como Fran explica, persiguiendo una estela concreta: “Soy autodidacta y me inspiré en mis autores favoritos, Paulo Coelho y JJ Benítez, hay mucho de los dos en mi novela”.
La COVID-19 ha impedido de momento la puesta de largo de su primera obra pero Fran ha encontrado el aliento de los que han podido leerla, compañeros de gremio (futbolístico) incluídos. El excanterano madridista, miembro de una generación irrepetible de La Fábrica blanca (Carvajal, Morata, Rodrigo, Lucas Vázquez...) se lo envió a su gran amigo en Valdebebas: Pablo Sarabia. “Me llamó para decirme que le había encantado”, confiesa el ariete del Dinamo.
Prejuicios. Fran Sol no es un futbolista al uso y combate activamente la creencia popular de que los libros no atraviesan las puertas de los vestuarios. “Es una pena pero en parte el topicazo es cierto, la mayoría de los futbolistas no han leído un libro en su vida, el propio Messi lo declaró en su juicio con Hacienda”, asevera. “Hay compañeros que prefieren ver vídeos de gente jugando al Fortnite, yo prefiero la sensación de tener un libro en la mano”. Tanto que los amigos y familiares que van a visitarle desde España tienen que hacerle hueco en las maletas. “Siempre les hago encargos literarios”, admite riendo.
En lugar de regates, sintagmas, de buscar la escuadra a la frase idónea. Un nuevo mundo para el madrileño que no sustituye, eso sí, a la pelota. Con la esperanza de regresar al fútbol español algún día tras su paso exitoso por el Willem II holandés y esta experiencia en Ucrania, Fran Sol quiere hacerlo a su modo. Como su novela. “Vine al Dinamo por la puerta grande y no quiero irme por la puerta de atrás...”. Le quedan muchos capítulos por delante.