AS (Levante)

“Negro de mierda no es difícil de entender”

- CONRADO VALLE

Mouctar Diakhaby (Vendome, 1996) atiende a AS por videollama­da. La conversaci­ón se prolonga 41 minutos, en los que el francés explica paso a paso la secuencia desde que él escuchó el insulto racista de Juan Cala hasta que se sentó en la grada del Ramón de Carranza. Ahora solo espera “justicia”. Así vivió Diakhaby el caso Diakhaby.

—¿Cómo se encuentra? —Bien. La semana pasada fue difícil para mí. Quiero contar lo que viví y ya no hablaré hasta después de la investigac­ión. —Vayamos con los hechos, ¿en qué momento escuchó “negro de mierda”? —Cuando estamos en el área. Yo protejo el balón para mi portero y cuando Jaume pilla el balón, me insulta.

—Reláteme la jugada.

—Me insulta y se gira. Yo lo de “déjame en paz” no lo escucho, porque él luego se fue de espaldas. Yo grité “árbitro, árbitro”. Mi reacción fue rara. Era la primera vez que me pasaba eso y me olvidé de todo lo que pasaba en el césped. Solo tenía sus palabras en la cabeza. —¿Se lo dice bajito, al oído…? —Me lo dice cuando se levanta. Creo que se hizo daño y al levantarse me lo dice. Se ve en la imagen que se gira un poco hacía mi y la última palabra que sale es “mierda”. Pero cuando lo dice (la frase ‘negro de mierda’ no se reproduce más durante la charla porque aparece en el salón su hijo) está más cerca del suelo que de pie. —Entonces llama al árbitro y se desentiend­e de la jugada. —Yo solo pensaba en la frase. Visteis todos cómo reaccioné. —Después Cala le hace un gesto como pidiéndole perdón. —Sí. Él quería excusarse, pero yo no quería saber nada de nadie ni escuchar lo que me quería decir. Estaba muy enfadado. —Gameiro y Fali son los primeros en llegar y le alejan de Cala, ¿le dice algo Fali?

—Sí. Me intentaba calmar. Yo no quería saber nada de nadie. Me decía: “Tú tranquilo, tú piensa en tu escudo”. Le dije

Mouctar Diakhaby relata en exclusiva para AS su versión de lo que pasó en Cádiz cuando denunció un insulto racista de Juan Cala.

que es un tema que no es para pensar en el fútbol ni en el dinero. Era una cosa de racismo. —Evidenteme­nte su reacción no fue algo habitual.

—Claro que no lo fue. Pero porque no es normal lo que pasó. En los campos pasan muchas cosas, muchas palabras, insultos… eso es el fútbol. Es así. En el fútbol hay insultos, pero hay cosas que no se pueden decir. Hay temas de los que no se puede hablar así y es el tema racial.

—Después Gabriel Paulista es quien se lo lleva hacia la banda y quién lo dice a las cámaras (“Negro de mierda, no”). Es usted quién se lo cuenta. —Sí. A Gabi se lo digo yo. Mis compañeros no lo escucharon. Thierry y Jaume eran los más próximos, pero estaban concentrad­os en la jugada y lo dijo bajito. Era difícil para ellos. —¿Ningún compañero escuchó la frase de Cala? —Ninguno, si no lo habrían dicho, claro.

—¿Qué le comentó el árbitro? —Primero me sacó la tarjeta. Pero él no sabía por qué estaba tan nervioso y enfadado. Después sí me preguntó y se lo expliqué.

—¿Quién decide marcharse a los vestuarios: usted o los compañeros?

—Gabi vio mi reacción. Sabía que yo no estaba en el partido, que me iba a ir. Él lo sabía, porque me conoce, yo no reacciono así por nada. Gabi y yo hablamos y se tomó la decisión de irnos del campo. —Nunca un equipo en España se había marchado por un tema de racismo, imagino que agradeció ese respaldo. —Claro. Ellos saben cómo soy. Yo nunca me enfado y si lo hago es que ha pasado algo. Ellos saben que no es mentira. Me conocen. Saben cómo soy. Ellos sabían que era verdad lo que me había dicho Cala. —¿Qué pasó dentro del vestuario?

—Yo dentro no hablaba a nadie. Se hablaba mucho, se gritaba. Pero eso son cosas de vestuario.

—Dijo en el vídeo que grabó el martes que un jugador del Cádiz le preguntó a un compañero suyo si volverían a jugar si Cala le pedía perdón, ¿quiénes mantuviero­n esa conversaci­ón?

—Un jugador nuestro entró al vestuario y nos lo dice a todos. Pero no puedo decir más de eso, porque es un tema que se está investigan­do y no puedo desvelar todo. Pero un jugador nuestro entró y nos lo dijo. —¿Un jugador del Valencia? —Sí, uno del Valencia que había hablado con uno del Cádiz. —¿Pero no puede decir los nombres?

—No. No puedo. Eso lo sabrá el juez.

—Usted ha dicho que no aceptaba ninguna disculpa de Cala, pero sí dijo a sus compañeros jugaran, ¿por qué?

—Se lo dije, es verdad. Los árbitros explicaron que si no salimos al campo, perdíamos puntos. La regla nos podía hacer daño. Yo no quería que mi equipo pagara por eso, no quería que mi equipo pagara por una persona que comete errores y que no es de nuestro equipo. No es justo. Por eso le dije a mis compañeros que volvieran al campo. Mi cabeza no entendía eso. Eso tiene que cambiar. Creo que si esto pasa en otro país, nadie pierde puntos. —¿Se sintió presionado por el reglamento?

—Mis compañeros no querían seguir. Ellos estaban conmigo. Si yo les digo que nos quedamos, se quedan. Pero yo no soy egoísta, no quería que perdiésemo­s puntos por una cosa que no era un error nuestro. —¿Quién les informa?

—No recuerdo, alguien que habló con los árbitros.

—¿Su delegado?

—No recuerdo, la verdad. —Una vez comunica al entrenador que no se siente con fuerzas para continuar, decide salir a la grada, ¿por qué? —Yo decido salir porque no tenía nada de lo que esconderme. Quería que la gente viera que había una sospecha de racismo y el que estaba en sospecha estaba en el campo y la víctima en la grada. No quería esconderme. Yo no fui culpable de nada, fui la víctima. —¿Qué pensó cuando se reanudó el partido y comprobó que usted estaba en la grada y Cala en el césped? —Muchas cosas. Es algo que no entiendo. Hay que decirlo, la norma en otro país creo que sería diferente.

—Es una pelea del Valencia, que se cambie el reglamento. —Sí. Quiero agradecer el apoyo de mi presidente Anil Murthy. Me está ayudando en todo y quiere cambiar las cosas. —¿Qué no tiene que volver a pasar de lo que pasó en Cádiz? —Pues que el equipo que toma la decisión de irse por racismo no tenga, además, la amenaza de tres puntos. Ese equipo es víctima. No se puede perder tres puntos por una denuncia de racismo. Yo era la víctima y además mi equipo podía perder tres puntos.

Diakhaby

Juan Cala “No le conozco, no sé si es racista, pero tiene que pagar por lo que me dijo”

Competició­n “Estoy dispuesto a tener un cara a cara con él ante el juez, yo no tengo miedo”

—¿Qué le ha dolido más de lo vivido tras su denuncia?

—La declaració­n del señor Tebas. Lo leí y me reí. No sé cómo explicarlo. Si hubiera dicho que no tienen pruebas de que Cala haya dicho eso, bueno, pero él lo que dijo es que yo había malentendi­do… y es bastante raro y especial decir eso. No puedo decir todo lo que hay, porque está en la investigac­ión. Pero ellos sí lo saben y no puede decir eso. —¿Ha visto el informe de la LIga?

—Yo no. Pero sé lo que hay. —¿Le sorprende que, con 17 cámaras, no haya imágenes ni sonidos que confirmen su acusación?

—Es algo que tampoco entiendo. En el fútbol de ahora sale todo. Las conversaci­ones entre los jugadores, hay gente que lee los labios… no he entendido que no haya más pruebas, la verdad. Pero, ¿qué puedo hacer yo? Nada. Solo decir la verdad, que es lo que estoy haciendo. No entiendo que todas las imágenes sean de lejos, que no haya ninguna cercana. —El caso está en manos de un juez, ¿le ha llamado?

—No, de momento no. Pero ese día espero que llegue, porque para mí es muy importante poder decirle a un juez la verdad. Si cometes errores, tienes que pagar. Debe ser así la vida. Si yo hablo mal, me tienen que castigar. Espero que hagan todo lo posible para descubrir la verdad.

—¿Qué pruebas llevarán? —Eso es tema de los abogados del Valencia.

—¿Estaría dispuesto a mantener un cara a cara delante del juez con Cala?

—Claro, claro. Yo no tengo miedo. Yo reitero lo que entendí, porque lo entendí muy bien. Llevo casi tres años en España y entiendo casi todo. Y ese tipo de palabras, más. No son palabras complicada­s de entender. —A Cala le ampara la presunción de inocencia.

—Sí, claro. Yo eso lo entiendo. Si no salen pruebas, son dos versiones. Si no salen pruebas, no creo que salga sancionado. Eso es lógico. Pero vamos a ver. Yo espero que salgan pruebas y que se haga todo lo posible para encontrar esa prueba.

—Imagino que en algún córner le habrán insultado. Explíquele a quienes no lo entienden la diferencia entre un “lance de juego” y “negro de mierda”. —Mira, todos en el campo queremos ganar y a veces nos enfadamos. Cada uno tiene su reacción. En los campos hay insultos y lo que pasa en el campo, se queda en el campo... pero no todo. Nunca se puede hacer daño por el color de tu piel. Eso no puede entrar en la cabeza de nadie. El fútbol es un juego, pero con el tema racial no se puede jugar, porque hay una historia social detrás. Un hombre tiene que respetar la raza de otro. Eso no podemos pasarlo por alto. —¿Cree que ese tipo de menospreci­os es racismo o entiende que puede ser falta de conciencia social y educación de lo que significa atacar a una persona por su raza? —Son las dos cosas y por eso no se pueden tolerar. Hay racismo en la sociedad y en todos los países. No es un caso de España. Pasa en España, en Inglaterra, en Francia, en todos los lados. Por eso es algo que tenemos que erradicar. La gente tiene que pensarse mejor cuando dice algo, todos somos humanos e iguales. Yo también tengo amigos de todos los colores. Yo a Cala no lo conozco personalme­nte, no puedo decir que sea racista, no lo conozco, pero ha dicho una palabra racista y por eso tiene que pagar, porque si dejamos pasar esas cosas… no vamos a erradicar jamás el racismo en la sociedad. Insisto, yo a Cala no le conozco y no puedo decir que sea racista. Pero ha dicho una palabra que se tiene que pagar, como debería pagar yo si cometo un error como ese. —¿Entiendo que espera una sanción para Cala?

—Claro. Tiene que haberla para dar un ejemplo a la sociedad. Si no hay sanción es como decir que podemos decir lo que queramos y así no vamos a luchar para erradicar el racismo. Se habla mucho de stop racismo pero se buscan pocas soluciones. Hay que ser duros con esos errores.

pura convicción en el mensaje de Arrasate. Existe cierto grado de injusticia en la crítica sobre el técnico rojillo, un entrenador que ha dado un vuelco por completo a la trayectori­a de Osasuna y que se ha ganado a pulso una mayor considerac­ión nacional. La victoria ante el Villarreal se empezó a fraguar en la alineación de Javi Martínez, tan pendiente en la presión sobre Parejo, para hacer frente al juego interior amarillo. La entrada de Manu Sánchez después aportó centros al área (cinco) y la profundida­d suficiente en la izquierda —picos de 45% de ataques por este costado del 60’ al 90’— en la búsqueda de un triunfo que pone a Osasuna en una situación muy dulce para afrontar el final de campaña.

La forma de vencer.

Cuanto más se hace menos queda por hacer, aunque a veces con poco es bastante. Suele ocurrir con el Cádiz, cuya etiqueta competitiv­a le acerca siempre al éxito. En sus tres últimos triunfos contra Eibar, Valencia y Getafe, la estadístic­a predictiva, a través del índice de goles esperados —asigna una probabilid­ad de que una ocasión sea gol—, dictó que debería haber perdido. En el Coliseum sólo tuvo 0,5 goles esperados por los 2,5 del Getafe. Este es el Cádiz. La liturgia de sus partidos pretende que sucedan pocas cosas. Y así está ya a nueve puntos del descenso.

Ganar El Cádiz se aleja del descenso pese a la estadístic­a predictiva

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Diakhaby posó para AS en la Ciudad Deportiva de Paterna.
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Unai Simón.

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