Una noche clave para el sueño de Antetokounmpo
Los Bucks se aferran al griego
En este siglo, el ganador del cuarto partido de la serie ha sido el campeón en el 75% de las finales de la NBA disputadas. Así de importante es la cita de esta noche (03:00, hora española) en el atronador Fiserv Forum de Milwaukee, donde el domingo ardieron los Suns en una exhibición local que mantuvo con vida la final. Hoy sabremos con cuánta vida: si ganan los de Arizona, acariciarán el anillo ya que amasarán un 3-1 que les dará tres puntos de campeonato. Y que solo han remontado, en la historia de las finales, los Cavaliers de 2016, el equipo de LeBron James y Kyrie Irving que desfondó a los Warriors de las 73 victorias y firmó una de las mayores hazañas de la historia del deporte estadounidense.
El 2-2, sin embargo, devolvería la final a Phoenix hecha un manojo de nervios. Sería una miniserie a tres partidos, con dos en pista de los Suns pero ya sin red para un equipo que tiene que recuperar la mejor versión de Chris Paul y Devin Booker (frenados por la agresividad defensiva de los Bucks en el tercer partido). Y, sobre todo, tiene que encontrar alguna forma de parar, o minimizar al menos, a Giannis Antetokounmpo. El griego enarbola la bandera de la rebelión. El 2-0 sí se ha remontado en finales, en total cuatro veces incluida la citada de los Cavs en 2016.
Giannis, cuya rodilla casi revienta hace menos de dos semanas, en la final del Este, promedia 34,3 puntos, 14 rebotes y 4,7 asistencias con un 63% en tiros. En plena era del triple, manda sin lanzar por fuera y cebándose en las zonas, con números de una dominación que recuerda (por estadísticas) a Shaquille O’Neal. Es el primer jugador que enlaza más de 80 puntos, 25 rebotes y 10 asistencias en dos partidos seguidos de una final, y es el único junto a Shaq con dos consecutivos de al menos 40 puntos y 10 rebotes. Convertido en líder total, está cambiando las tornas de una final que arrancó controlada por el baloncesto de seda de los pequeños de los Suns, Paul y Booker.