Moriba, el elegido impaciente
El medio era el primero de la clase, pero apostó por irse; Balde aguantó y se ha consolidado
Ilaix Moriba, Xavi Simons y Alejandro Balde se llevan tres meses. El centrocampista del Valencia nació el 19 de enero del 2003, el defensa culé, el 18 de marzo del mismo año y un mes después, el 21 de abril nacía el actual jugador del PSV. Los tres entraron de pequeños en el fútbol base blaugrana, todos tuvieron ofertas de grandes equipos europeos para cambiar de aires antes de llegar a entrenar con el primer equipo. Los técnicos de La Masia les señalaron como jugadores con muchas opciones de llegar al primer equipo. Pero ante las ofertas, el club tuvo que decidir por quien apostaba económicamente para tratar de retener al talento de la casa. La situación no estaba para satisfacer a los tres y se tuvo que elegir. La prioridad absoluta era que
Ilaix Moriba no se fuera. Era el elegido, el primero de su clase. Xavi Simons se fue al PSG y Balde también se quedó en el club.
El ascenso de Moriba con el primer equipo pareció confirmar las previsiones de todos los técnicos que habían apostado por él. En la temporada 20-21 ya jugó 14 partidos de Liga, tres de Copa y Koeman se deshacía en elogios hacia él. Parecía que el primero de la clase del 2003 iba a asentarse en el primer equipo.
Pero el plan se frustró. Y de mala manera. Ilaix dejó la agencia Stellar y pasó a Rogon y se abrió un conflicto muy agrio en la renovación del joven jugador. Laporta se negó a aceptar las condiciones que demandaba un jugador formado en la casa y que desde que era juvenil era el mejor pagado de la categoría.
El final fue desagradable, Se le apartó del equipo antes de aceptar la oferta del Leipzig por 16 millones cuando le quedaba un año de contrato. No cuajó en Alemania y fue cedido al Valencia, donde es suplente y ve como Balde, Gavi o Pedri, que aguardaban su turno son ahora titulares.
Impacto En su primer año jugó 17 partidos en el Barcelona