AS (Levante)

Juventud al poder

Ansu, Abde y un estratosfé­rico Lamine rescatan al Barça ● La solución siempre está en la cantera

- REPORTAJE GRÁFICO R. MOLINA, J. BASCU Y G. LEIZA

Un niño de 16 años sale en el Gamper y ante jugadores consagrado­s convierte un partido que su equipo perdía por 1-2 en un 4-2 en catorce minutos. Se llama Lamine Yamal y su exhibición ayer ante el Tottenham, rescatando a un Barça perdido remite —y que Dios me perdone lo que voy a escribir— a la del niño Messi ante la Juventus en un Gamper de 2005 toreando a Patrick Vieira. Nadie sabe como acabará la historia de Lamine Yamal, pero lo que hizo en el Estadi ya no se lo quita nadie.

La última apuesta de Xavi antes de empezar en serio el baile de la competició­n oficial tuvo consecuenc­ias que van más allá del resultado. La idea de alinear a Araújo de lateral para dar carrete a Koundé como central (central más que limitado desde su llegada) comportaba riesgos.

Poner a un central acostumbra­do a carreras de 40 metros a correr esprints de 70 es un riesgo que ya se vislumbró en la gira y que explotó a los 34 minutos de partido, cuando el uruguayo trató de desafiar a su marcador en la banda. Una carrera épica que acabó con el antiguo central pidiendo el cambio por una molestia muscular.

Y eso que el partido empezó bien con un gol de Lewandowsk­i en el minuto dos tras una recuperaci­ón de Oriol Romeu (que en el primer minuto de juego ya le salvó la vida a Koundé después de una melonada del central francés en un pase absurdo hacia el portero) que permitió a Raphinha poner un buen balón al polaco para marcar el primer gol culé en esta era en el Olímpic.

El Tottenham, con un equipo que no era ni mucho menos el titular, supo capear el temporal de salida del Barcelona y empezar a buscar los puntos débiles de la defensa del Barça, que no son pocos. Araújo, que aún estaba en el campo, demostró no tener pilladas las medidas de un lateral en el tanto del empate inglés, cuando Reguilón le ganó la espalda con suma facilidad para que primero rematara Lo Celso al palo y el rechace lo enviara a la red Skipp.

El mismo jugador, un cuarto de hora más tarde, aprovechó otra vez el agujero por la banda derecha del Barcelona, esta vez defendida por un transparen­te Sergi Roberto, para rematar de cabeza un centro de Perisic que era un caramelo.

La salida del Barça fue digna, pero a medida que el partido progresaba el Tottenham parecía mucho más equipo táctica y físicament­e. Los ingleses freían a saques de esquina al equipo de Xavi, que se aferró a una parada de Ter Stegen ante Solomon para evitar que la primera parte acabara peor.

El inicio de la segunda parte exigía cambios porque el conjunto inglés estaba cabalgando por encima del Barça, que ya se limitaba a achicar agua de su área y no llegaba a medio campo ante la presión de los Spurs. Xavi metió en el campo a Marcos Alonso, Peña, Ferran, Abde, Gündogan y Ansu Fati.

Pero el panorama no cambió demasiado. Abde y Ferran trataron de dar más profundida­d al equipo, pero daba la sensación de que el guión del partido pasaba por la dimisión del Tottenham, que físicament­e le estaba dando un repaso a los blaugranas. No parecían los ingleses muy dispuestos a entregar el partido, aunque la segunda oleada de cambios del Barça les tocó la línea de flotación.

Lamine Yamal asistió a Ferran Torres para que el pichichi culé de la pretempora­da lograra el tanto del empate a ocho minutos para el final. Ahí empezó el recital del adolescent­e blaugrana, que se rifó a todos los rivales que le salían al paso en cualquier parte del campo. Junto a Fermín, Abde y Ansu, demostraro­n que la juventud está capacitada para tomar el poder en un Barcelona que se equivocarí­a mucho si sigue buscando fuera lo que claramente tiene en su casa. Empezando por Yamal.

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La plantilla del Barça posa con el trofeo conquistad­o tras remontar el partido al Tottenham.

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