AS (Levante)

El reto final de Morata

El ariete busca acabar como pichichi nacional y recuperar el tono goleador antes de la Euro ● Este verano puede salir del Atlético

- PATRICIA CAZÓN

LNúmeros El delantero cerrará el curso con al menos 21 goles, más que nunca

Sensación Algo se rompió con el Cholo tras su error y su cambio en Dortmund

os finales, a menudo, terminan llevándose por delante los principios. Y en el caso de Álvaro Morata (1992, Madrid; 31 años) nada puede definir de mejor manera su temporada. Esa que comenzó en alto, formando con Griezmann en diciembre la mejor pareja goleadora de las cinco grandes ligas de Europa con 37 tantos entre todas las competicio­nes (19 del español y 18 del francés), y secándose por completo después, con dos goles en veinte partidos que le hicieron perder hasta la titularida­d con Simeone. Una mala racha que rompió en la última jornada ante Osasuna (1-4) con el sonido del balón golpeando la red para igualar con Mayoral en 15 goles en el pichichi nacional, para superar su marca personal, 21, nunca hizo tantos en una temporada, y recuperar el tono de cara a lo que viene.

Y lo que viene es una última jornada del Atlético ante la Real para terminar la Liga como goleador español sin compartirl­o (Mayoral, lesionado, no le competirá), olvidar los últimos meses y poner la cabeza en la Eurocopa, para Luis de la Fuente es un fijo, y el verano. Que volverá a ser largo. Si desde que llegara al Atleti (enero de 2019) se ha pasado cada uno de ellos deshojando la margarita, se queda, se va, este de 2024 parece que va en serio, que terminará por romperse del todo su vínculo con el Atlético.

Con contrato con el club hasta 2027, una ampliación firmada en octubre de 2023, cuando Morata aún estaba envuelto en ese principio de temporada de goles, ya salió en 2020 (hasta 2022) hacia la Juventus, en una cesión. Allí estaba Allegri que confiaba en él como quizá Morata sentía que nunca lo ha hecho el Cholo. Y Morata respondía con goles. 20 fueron (con nueve asistencia­s) en la 20-21 y 12 (con cuatro) en la 21-22. Pero al término de esta última la Juve estaba obligada a una compra que su economía no podía asumir por mucho que su entrenador quisiera al delantero. Morata regresó al Atleti con la margarita en la mano. Iba a irse pero al final se quedó. Lo mismo sucedió el verano pasado, cuando por su cabeza estaba ni empezar la pretempora­da en Los Ángeles de San Rafael (Segovia), que alguna oferta, antes, le hubiese hecho la maleta, pero, aunque estas llegaron (de Roma, Inter, Milán y de nuevo la Juve), ninguna alcanzaba, primero, lo que el Atleti pedía, 20 millones, y, segundo, a poder abonar lo que el delantero cobraba, un sueldo de cinco millones. Donde sí lo hacían, Arabia, en su prime de fichar a estrellas de Europa (Benzema, Veiga, Mahrez, Firmino, Neves y hasta Carrasco), él no quería. Su familia tampoco. Y la prioridad siempre son ellos. Alice, su mujer, y sus cuatro hijos, Leonardo, Alessandro, Edoardo y Bella. Y la familia solo tenía dos opciones. O casa, Madrid, o casa, Italia. Eligieron la primera, el Atleti.

Confianza. Antes, una conversaci­ón con Simeone en Corea, primera parada de la gira rojiblanca el verano pasado, les hizo limar asperezas a entrenador y jugador, comenzar en ese alto que apuntaba que su temporada iba a terminar como ninguna, con más goles que los 20 en esa 20-21 con la Juve y aquella 16-17 con el Madrid. Y lo hará aunque el final de la temporada, esos dos goles solo en los últimos veinte partidos, haya empañado la marca.

En el verano en el que Memphis también saldrá, aunque tenga contrato hasta 2025, Morata le arrancará la última hoja a su margarita, esa que al final dice ‘no’. Dentro de su particular travesía por el desierto hubo un momento en el que todo se rompió. Ocurrió en Dortmund, la vuelta de cuartos de la Champions, ese mano a mano al comienzo del partido que marró con todo a favor. Su cabeza ya no regresaría al partido. Al descanso tampoco su cuerpo: primer cambio del Cholo. Su mujer, el domingo pasado, colgaba una foto desde el Metropolit­ano con toda la familia. Last one (el último), decía el texto. Que sea de la temporada o de su vida lo dirá el verano. Y esa margarita ya con solo una hoja. Tras afrontar su último reto.

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Morata, tras marcar su gol número 21 en la 23-24 con el Atleti ante Osasuna.

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