¿Contra qué equipo jugó el PSG?
El partido que pudimos ver el pasado martes en el Parque de los Príncipes entre el PSG y el Barcelona pareció, en muchos momentos del encuentro, una de esas habituales sesiones de entrenamiento sin rival donde varios jugadores ofensivos ensayan conducciones, aperturas, centros y tiros a portería para mejorar la puntería.
Y lo pareció porque el rival (teóricamente esa condición correspondía al Barça) no aparecía por ningún lado del terreno de juego para intentar cortar, impedir, molestar o retardar los avances de los futbolistas parisinos.
Así llegaron tres de los cuatro goles. Y pudieron ser más. Nadie impidió llegar hasta el borde del área con el balón controlado. Nadie molestó en el pase o tiro decisivos.
Messi en el segundo gol hizo lo que venimos reclamando que nunca debe hacer un crack (sirva el ejemplo de Griezmann unas semanas atrás), esto es bajar tan atrás para construir el juego y poner en riesgo la posesión.
Los laterales reconvertidos Sergi Roberto y Jordi Alba adolecen (¡aún!) de los buenos fundamentos que debe poseer un defensa para cerrar los pases interiores entre central y lateral.
Los tres centrocampistas no están en forma y los rivales del PSG les pasaron por encima. Los dos centrales, Piqué y Umtiti, no dan para achicar tantas vías de agua. Neymar demostró una vez más que sólo es un gran jugador cuando sopla el viento a favor.
Del PSG, uno sigue encantado con Rabiot, quien ya deslumbró el año pasado en el Bernabéu. Pero, en general, ha dado el paso de dejar de ser simplemente una gran plantilla y pasar a ser un gran equipo. Mérito de Emery sin duda.
¿Remontada? Yo no lo veo posible. Ojalá me equivoque. Alberto Rodríguez Ferreras
Burgos