“Todos saben que el derbi es el partido por excelencia” Gorriz
Son dos de los mitos de Real y Athletic, dos centrales con muchas escamas, de calidad e internacionales. Ambos conservan la amistad después de colgar las botas y comentan para AS cómo se presenta un nuevo derbi vasco, con ambos equipos a siete puntos de distancia.
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¿Cómo llega este derbi vasco?
—Suena a tópico, pero es que como lo he vivido en tantas ocasiones... la vitola de favoritos la puede llevar un equipo, pero luego eso no se traslada al campo, todo se iguala. —Por su experiencia, ¿ve el partido con incertidumbre? —Sí, todos lo vemos de esa manera. Y lo importante será que la Real lleve su estilo de juego en el campo, no a lo que quiere el Athletic, que quizá es lo que nos pasó en San Mamés en la primera vuelta. —En San Mamés la Real aprendió una lección... —Pues sí. En Bilbao estábamos todos con dudas sobre el estilo de Eusebio, pero aquel partido fue un punto de inflexión, porque a partir de ahí la Real se afianzó en su estilo de juego, jugó con más confianza y a día de hoy es un equipo mucho más maduro que aquel día en San Mamés. —-¿Ha cambiado mucho el derbi?
—No. El colorido sigue siendo el mismo, es un día de fiesta y nervios, y me encanta ver la imagen de los chavales acudiendo con las camisetas mezcladas caminando hacia el campo. Luego tienes tus colores y tu corazón, y pones todo para ganar el derbi, porque es muy importante, el partido por excelencia, y todos los jugadores lo saben, porque es muy bonito ganar al Athletic y para los seguidores supone un plus especial. —-¿Para usted era más especial ganar al Athletic que a otros equipos?
—Sí, sí, para mí si. No me avergüenza decirlo, lo digo claramente, ganarle al Athletic era especial. Por eso no entiendo, y lo digo con respeto, cuando escucho decir a gente de Bilbao que para ellos el partido más importante es contra el Madrid y que el derbi es un partido más, no me parece claro y es hasta ridículo, y lo digo con respeto. —-¿Tiene algún recuerdo especial del derbi?
—Me quedó con la semifinal de la Copa que ganamos en el 87. Empatamos en Atotxa y en la vuelta marcamos en un córner, un balón que encima peiné yo y remató Bakero.