La magia de Ricardinho guía al Movistar a la final
Ortiz marcó el gol decisivo que tumbó al Kairat de Higuita
Se presentaba como el partido del año y no decepcionó. El Movistar Inter jugará mañana la final de la Copa de Europa después de derrotar al anfitrión Kairat Almaty en una semifinal tremenda. Ni el entramado táctico del técnico local Cacau, ni las peligrosas subidas del portero-jugador Higuita ni las más de 10.000 gargantas que apretaban en el espectacular Almaty Arena frenaron a los españoles. Un gol de Ortiz a falta de 78 segundos para el final certificó el ansiado pase.
Y eso que se adelantó el Kairat. Cabreuva convertía en el 1-0 la primera subida al ataque del meta Higuita, que a partir de ahí tomó confianza y se dedicó a lanzar misiles... ¡muchos desde su propio campo! Eso sí, siempre con peligro.
Eso atenazó al Movistar, hasta que apareció Ricardinho para hacer un gol antológico, donde rompió a toda la defensa con un regate de ensueño. El empate dio paso a un ritmo trepidante, donde cualquier error se pagaría caro. Así fue, porque un balón perdido por Borja desembocó en una rápida contra kazaja para que Igor hiciera el 2-1.
“O íbamos a por todas de verdad o no podríamos con ellos”, reveló luego Jesús Velasco, técnico del Movistar. Y los madrileños fueron otro equipo en el segundo tiempo, poniendo cerco a la portería de Higuita, que tuvo que intervenir en varias ocasiones peligrosas mientras las gradas del Almaty Arena coreaban su nombre. Sin embargo, un agarrón en el área sobre Rafael permitía a Ricardinho volver a empatar desde el punto de penalti.
“Sácame”. La sensación era de que todo se decidiría por un pequeño detalle. Y apareció la estrategia de los de Torrejón. Ortiz, que como Rafael jugó muy mermado por lesión, disputó los minutos decisivos. “Le miré y me dijo ‘sácame”, contó luego Velasco. Bendita decisión, porque el capitán fue el que remató un córner sacado por Ricardinho para meter al Movistar en la final de mañana. Allí espera el Sporting portugués, verdugo ayer del campeón Ugra. Esa será otra batalla. La definitiva.