AS (Pais Vasco)

Schuster llegó a Zorrilla sentenciad­o en 2008

El germano fue despedido tres semanas después

- AGUSTÍN MARTÍN /

EI Madrid ya vivió una situación similar con el entrenador en una visita a Valladolid. Sucedió en la temporada 2008-09, cuando al conjunto madridista le entrenaba Bernd Schuster en lo que era la segunda temporada del alemán en el banquillo blanco. El encuentro pertenecía a la jornada 11 de la Liga, y ya era un partido trascenden­tal para el devenir de ambos equipos en el campeonato: el Madrid era vigente campeón liguero, pero perseguía al Barcelona (que lideraba la clasificac­ión y al final se proclamarí­a campeón), Villarreal y Valencia.

Pero lo peor había acontecido durante la semana previa: el Madrid había caído eliminado ante el Real Unión en el Bernabéu tras encajar tres goles de los visitantes (4-3), provocando una crisis institucio­nal de la que salió el entrenador alemán con un ultimátum: o ganaba en Valladolid o sería despedido. Además, una de las piezas clave madridista, Van Nistelrooy, se sometía a una intervenci­ón para determinar que el holandés sería baja para lo que quedaba de temporada: tenía una rotura parcial del menisco externo, un ganglión en el ligamento cruzado anterior y una lesión en el cartílago femoral externo. Por su parte, el conjunto local, el Valladolid, ansiaba salir de los puestos de abajo de la tabla (marchaba quinto por la cola) para ganar tranquilid­ad.

Los blanquivio­letas ganaron por la mínima (1-0), gol de Canobbio, que fusiló a Casillas a placer. Asenjo, el meta local, fue todo un muro ante los ataques madridista­s, deteniendo tres disparos de Sneijder y salvando un mano a mano con Raúl.

Pero lo peor acababa de empezar: tras el encuentro, Schuster concedió dos días libres a la plantilla. Mijatovic (entonces director deportivo) le pidió que los anulase o, en su defecto, que los convirtier­a en entrenamie­ntos voluntario­s. Para más inri, el germano intentó no regresar a Madrid en el autobús del equipo para poder irse a Salamanca para asistir al bautizo de su hija. Le dio igual: al día siguiente, Schuster se saltó el entrenamie­nto voluntario y se marchó a la capital charra. Su ayudante, Manolo Ruiz, dirigió el entrenamie­nto. Sólo fueron Javi García, Pepe, Diarra y Metzelder, los tres últimos lesionados. Tres semanas después, Schuster era despedido.

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ULTIMÁTUM. Schuster llegó a Valladolid casi cesado por el Madrid.

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