Su padre, Eric, tiene 34 años y dejó el fútbol para cuidarle
■ Cuando, allá por 2016, era patente que en Rodrygo (por entonces con 15 años) había una futura estrella del fútbol brasileño, su padre Eric tomó una decisión inusual: dejó el fútbol, era lateral derecho del Cuiabá, para cuidar el salto de su hijo al mundo profesional.
Aunque nunca pasó de Serie B (el equivalente a nuestra Segunda), Eric Batista de Goes (Osasco, 23-7-1984) dejó algún hito, como su gol al popular Rogerio Ceni (Sao Paulo) en 2011. Pero su hijo iba a otra velocidad, y por eso rápidamente se asoció con una agencia profesional de representación y vigiló con discreción cómo Rodrygo pasó primero al Santos y ahora al Madrid. Como buen exfutbolista modesto, ayer le brillaban los ojos en el Bernabéu. “Es espectacular”, confesaría luego mientras esperaba, sentado en primera fila, a la conferencia de Prensa de su hijo.
Eric respetó la decisión de Rodrygo de elegir el Madrid y también influyó Juni Calafat, el jefe de fútbol internacional del club, que se ganó la cercanía de la familia del nuevo jugador madridista. Ayer le acompañaron, además de Eric, su madre Denise (que le insistió en aprender castellano) y su hermana pequeña, Ana Julia.