AS (Pais Vasco)

La Selección vuela alto y con estilo

España se pareció a la propuesta que imagina Luis Enrique

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Díficilmen­te se puede jugar mejor al fútbol que la Selección en los 30 primeros minutos de su encuentro con Portugal, equipo repleto de jugadores de prestigio, fichados en las mejores ligas por precios elevadísim­os, con

Cristiano Ronaldo a la cabeza. Por lo demás, se trata del último campeón de Europa y del primer ganador de la Liga de las Naciones. Que el partido se disputara en el Alvalade de Lisboa, con 2.500 espectador­es, añadió una nota más interesant­e a la noche. Antes de que se igualara el duelo y Portugal dispusiera de las dos mejores oportunida­des,

España ofreció algo más que una exhibición: sus jugadores, la mayoría jóvenes o poco probados en el equipo, subieron varios peldaños en la estimación general y manifestar­on un rango imprevisto.

El primer empujón a la autoestima lo propinó Luis Enrique

con una alineación sin complejos. Había de todo -gente muy joven (Eric García y Dani Olmo),

futbolista­s expertos (Busquets y Rodrigo), recuperado­s (Diego Llorente, Ceballos y Canales), bajo sospecha en sus clubes

(Arrizabala­ga), emergentes en la Selección (Gerard Moreno y Reguilón) y el irresistib­le Adamay todos funcionaro­n con una vibración especial, la que distingue a los equipos con apetito y voluntad de progresar.

Para el aficionado medio también significó un salto en las expectativ­as. Han pasado ocho años desde su último gran éxito (la final de Kiev contra Italia en la Eurocopa) y desde entonces se ha pasado del declive a una brusca caída, coronada por el esperpento en el

Mundial de Rusia 2018. Las únicas buenas noticias procedían de las jóvenes generacion­es, representa­das por la Selección

Sub-21, campeona de Europa en 2019 y finalista en 2017. Varios de esos jóvenes jugaron contra Portugal y su respuesta fue impecable.

España se pareció como una gota de agua a la propuesta que imagina Luis Enrique. Fue ambiciosa, jugó con un dinamismo abrumador, presionó febrilment­e para recuperar la pelota, lo consiguió la mayoría de las veces y encadenó con

Soltura Ambiciosa, jugó con un dinamismo abrumador y presionó febrilment­e

soltura, imaginació­n y profundida­d ataque tras ataque. Cuando Portugal consiguió salir de la asfixia, consignó su primer remate, un tiro altísimo, sin ningún otro objetivo que dar una señal de vida en el partido. Corría el minuto 25.

El partido varió poco a poco, y a nadie la sorprendió. Con toda seguridad, a Luis Enrique le encantaría que el monumental esfuerzo de sus jugadores, correspond­ido con maravillos­o despliegue futbolísti­co, se multiplica­ra por tres, que esa media hora se convirtier­a en hora y media. No suele ocurrir en el fútbol por dos razones: la exigencia física fue tremenda y el rival puede disponer de recursos de gran calibre. Es el caso de Portugal.

Los portuguese­s han forjado un equipo bastante especulado­r construido con jugadores de primerísim­a categoría, probableme­nte merecedore­s de una propuesta más atractiva. Con ésta de Fernando Santos han ganado los dos últimos títulos europeos y difícilmen­te se discutirá. Los impresiona­ntes remates de Cristiano Ronaldo y Renato

Puntería No convirtió en goles la abismal diferencia en el primer tiempo

contra los postes explicaron la capacidad de Portugal para asustar a cualquiera, pero durante una larga fase del partido quedó borrada del mapa.

La Selección no convirtió en goles la abismal diferencia que marcó en el primer tiempo. Portugal no marcó cuando igualó el partido, con la inclusión de William Carvalho en el medio campo y una mejor distribuci­ón táctica. No cambiará de modelo, pero el partido le sirvió una magnífica informació­n a su técnico. Su equipo pasó un rato malísimo en Lisboa.

Si Luis Enrique esperaba una respuesta tan magnífica de un equipo tan experiment­al, su confianza era mayor que la de los aficionado­s. Es un dato que le honra y que aprovechar­á. Los futbolista­s son extremadam­ente sensibles a la confianza, y el selecciona­dor la otorgó en proporcion­es máximas. Jugadores como Dani Olmo, quizá el mejor jugador del encuentro, Reguilón, Eric García y Gerard Moreno han entrado como un cañón en el equipo. Se les ha permitido volar y parece que vuelan muy alto.

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Gerard Moreno remata a puerta en una de las muchas ocasiones que tuvo España en el primer tiempo.

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