AS (Pais Vasco)

Metralleta Dubljevic

- RICARDO GONZÁLEZ

Sin su gente en el Palacio, el Madrid no transmite como antes, tanto que ayer ofreció una de sus peores imágenes de los últimos años. Sin el público en contra, el Valencia Basket recordó mejor el plan de Ponsarnau. Era bueno y su equipo lo calcó por concentrac­ión y, sobre todo, talento para abrazar una victoria de prestigio que le catapulta en el arranque de la Euroliga. Dispone de los mimbres, acumula una buena labor mantenida en el tiempo y cada vez tiene más fe en sus opciones.

La táctica, cinco jugadores abiertos para ampliar hasta el extremo la pista y castigar a Tavares. Lo hacía Dubljevic. Bloqueo al manejador del balón y un par de pasitos hacia la línea de tres, a lucir manita. La Roca ejercía de fino estilista tirador: 20 puntos apilaba nada más arrancar el tercer cuarto con 6 de 8 en triples (24 tantos en apenas 18:58 en cancha). Edy no podía con él, Dubi tampoco con Tavares en el otro aro.

El pívot anota 6 triples y 24 puntos El Valencia baila al Madrid Laso: “Quien haga su guerra, no jugará”

Ahí mostró el Madrid sus únicos buenos momentos: movía el balón y encontraba a su gigante.

A los blancos, antes del desplome generaliza­do, le lastraban las 9 pérdidas al descanso y la poca aportación de Thompkins y Randolph. Este último tuvo uno de esos días de los de tierra trágame, tres faltas de ataque incluidas. A pesar de los buenos porcentaje­s iniciales (29-22), el ritmo era taronja. Campazzo acumulaba con más facilidad puntos que asistencia­s, su equipo no fluía y quedaba lo peor.

La paliza visitante empezó a fraguarse antes del paso por vestuarios y se materializ­ó en la segunda parte, con un Real en caída libre, en una de sus derrotas más duras en casa en este siglo (55-80, minuto 33). Incapaz de parar al rival y asfixiado por la solidaria defensa valenciana y por su propia ineficacia en el triple. El Valencia recordaba al que se paseó ante su adversario en La Fonteta en 2017 para celebrar su primera Liga. Y el Madrid, al bloque derrotado de entonces, en un inicio de Euroliga muy preocupant­e: 0-2, como el Efes, pero la percepción es peor. Hay una impresión de equipo incompleto, con la plantilla en el aire por Campazzo y la ausencia de un pívot suplente que deja cabos sueltos.

Lo mejor del Valencia es su margen de mejora. Muchas piezas aún por acoplar, aunque tiene ya a pleno pulmón a Kalinic. ¡Que jugador de hormigón armado! De los que hacen grande a un grupo. Esta vez castigó al poste y anuló el efecto Deck. Apenas es octubre, pero... ojo. Para unos y otros. Y si no, atentos al mensaje de Laso: “Si alguno quiere hacer la guerra por su cuenta, conmigo no jugará”.

JORNADA 2ª

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Usman Garuba, pívot de 18 años del Madrid, protege el balón ante las acometidas de Nikola Kalinic y Derrick Williams, nuevos fichajes del Valencia Basket.

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