La de mañana será la cuarta final seguida de Rafa en París

Rafa Nadal sigue en pie en Roland Garros. Ni las condiciones adversas, aunque ayer no fueron del todo malas (17 grados sin viento), ni los rivales, han conseguido derribarle aún en esta edición otoñal del torneo francés. “Allez, Rafa. Le GOAT des GOATS” (“Vamos, Rafa, el mejor de los mejores de todos los tiempos”), rezaba la pancarta de uno de los casi mil espectadores que hubo en la grada de la Philippe Chatrier. Diego Schwartzman, que le ganó hace 20 días en las semifinales de Roma, no inquietó esta vez demasiado a un monumental Nadal. Podía haber sido el tercer jugador en ganar dos veces sobre tierra batida al balear en una misma temporada, como hizo en 2011 Djokovic, que repitió éxito en 2015, y Fognini, que lo logró ese mismo año. Y el tercero en hacerlo en Roland Garros, tras Soderling (2009) y Djokovic (2015). Pero se topó con una gran versión del 12 veces campeón en París, imperial táctica y físicamente, y con un juego de notable.

Rafa ganó por 6-3, 6-3 y 7-6 (0) en 3h:09 y alcanza por 13ª vez (cuarta consecutiva) la final

Éxito