El talento de Nadal no tiene techo
Cuando llegó a París, el miércoles anterior al arranque del torneo, Rafa Nadal se encontró un Roland Garros
muy diferente al que estaba acostumbrado. En pleno otoño, con frío, lluvia y unas nuevas pelotas que criticó abiertamente. “Son como piedras”, dijo. Pero en su primera rueda de prensa dejó claro que iba a ser siempre positivo. “La realidad es que las cosas no van a ser perfectas, pero por ilusión y actitud no va a quedar”, avisó. Sabía que en algún momento le tocaría jugar bajo techo. Lo hizo contra Stefano Travaglia
en la tercera ronda. “No hay viento y la cubierta está muy arriba”, apuntó con el jovial optimismo de un niño.