La otra narrativa de la Selección
Ramos, Navas y Busquets son los últimos mohicanos de La Roja que ganó el Mundial hace 10 años
Una contradicción aparente del fútbol: España no jugó bien, pero su partido refuerza el optimismo que emerge alrededor de la Selección. Es la distancia entre la impresión, real por otra parte, y las consecuencias, que no está relacionada con el resultado, una victoria por la mínima, sino con factores que son importantes en el crecimiento de un equipo.
En muchos aspectos, la Selección española es un compendio de aprendices, rodeados por algunos veteranos de gran lustre. Son jugadores trascendentales por lo que son y por lo que representan.
Sergio Ramos, Navas y
Busquets merecen el sitio que mantienen en la Selección, porque son los mejores en sus puestos o porque sus competidores no les rebasan con claridad. Además de sus cualidades objetivas, todavía vigentes, añaden liderazgo, experiencia y conocimiento.
Estos futbolistas admirables son fundamentales ahora por su tutelaje a un grupo de jóvenes que apenas se han adentrado en el gran teatro internacional del fútbol. Sergio Ramos, Navas y Busquets son los últimos mohicanos de la Selección que ganó el Mundial hace 10 años. Imprescindibles entonces -el ingreso de Navas fue esencial en la victoria sobre
Holanda-, también lo son ahora.
Los tres suman más de 250 partidos internacionales, una cifra que se convierte en barbaridad cuando se enfoca desde el lado de los nuevos. Frente a Suiza, Luis Enrique alineó a varios futbolistas con un bagaje muy escaso en la Selección. Pau Torres, Dani Olmo, que se bautizó como interior derecho, Mikel Merino, Ansu Fati y Ferran, apenas superan 30 partidos entre todos. Más tarde apareció Adama Traoré. Era su segundo encuentro.
No son los únicos novedosos. Eric García (19 años) figuró en la alineación contra Portugal. Otros, con más recorrido en el fútbol español, no han disfrutado de recorrido en el equipo nacional. Es el caso de Gerard Moreno, Reguilón o Canales. Excelentes trayectorias, premiadas ahora en las convocatorias de Luis Enrique. Todos ellos lo merecen. Las opiniones son casi unánimes con respecto a ellos, pero hasta hace bien poco ninguno venía acreditado con un pasado internacional en la categoría absoluta.
Configurar este tipo de equipo resulta extremadamente difícil, más aún en este momento histórico, con una pandemia que ha impedido jugar a la Selección durante un año. Luis Enrique se ha sentido, con toda la razón del mundo, a explorar en un amplio grupo de jugadores y ha decidido, con la misma razón, que no había razones para dilatar por más tiempo la llegada de los jóvenes, sin importarle la edad y la procedencia.
Pocas veces se han visto menos jugadores del Barça, del Real Madrid y del Atlético. Luis Enrique tampoco se había extraviado en el intento. Los nuevos vienen precedidos por sus excelentes prestaciones en las mejores ligas de Europa y un gran historial en las categorías juveniles de la Selección. Es mejor probar y aprovechar ese talento que demorar la espera, con el riesgo de adocenamiento en el equipo y de perder el vigoroso empujón de los más jóvenes, una regla no sólo aplicable al fútbol.
Cualquiera que sea el resultado final de la Liga de las Naciones, Luis Enrique habrá acertado. No corre riesgos, como en algunos círculos se sospechó antes del partido con Portugal. El seleccionador ha preferido impulsar el futuro sin desprenderse de jugadores esenciales en la última década. A gente como Sergio Ramos, Navas y Busquets también les conviene empaparse del entusiasmo juvenil en el nuevo grupo.
Contra Suiza, España no realizó un partido brillante. Se encontró con un equipo muy bien estructurado defensivamente, según el canon actual: presión altísima, tenaz y convencida. Desarmar ese tipo de plan es muy complicado para equipos que prefieren disfrutar de la posesión de la pelota. España logró su objetivo y hasta encontró a un jugador que sirve como magnífico recurso para romper esta clase de laberintos defensivos. Es Adama Traoré, observado en estos momentos como una anomalía atlética en un equipo que se ha caracterizado por su ligereza. ¿Aporta? Desde luego. Y mucho.
Explorar Pocas veces se vio menos jugadores del Barça, Madrid y Atlético
Adama Observado como una anomalía atlética, aporta y mucho