AS (Pais Vasco)

Kaiser

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Ya peleó por el podio en los últimos grandes premios y en Nurburgrin­g por fin lo conquistó con el Renault.

Una pasada de frenada le dejaba sin victoria; y después, una avería, sin terminar siquiera la carrera.

Se trabajó el adelantami­ento sobre Leclerc en la chicane de Nurburgrin­g. A la segunda, le salió bien.

Fue sancionado por un choque con Russell. El finandés ya es el piloto con más grandes premio de la historia.

Hace tiempo, Lewis Hamilton dejó de correr contra los pilotos de esta parrilla. El británico forma parte de los libros de historia, está entre los mitos del deporte, de todas las especialid­ades, y puede convertirs­e en uno de los atletas más dominantes de siempre. Él pilota un coche, otros colecciona­n anillos o Grand Slam. Desde ayer, en Alemania, ya es uno de los dos con más victorias en F1, ha alcanzado las 91 de Michael Schumacher. Y lo hizo a lo campeón, forzó errores y sometió a los rivales para situarse, rueda con rueda, con el rival del Olimpo. Se antoja inevitable que el Kaiser pueda aguantar el envite en la próxima frenada. Completaro­n el podio Verstappen y Ricciardo, con el Renault. Sainz remontó a un sufrido quinto para espantar fantasmas.

La carrera del GP de Eifel fue intensa, con una estrategia abierta y en un circuito colosal. Al inicio, también disputada: Bottas salió regular, pero se la devolvió al campeón lanzándose por el interior de la Curva 2 con fiereza. Era líder el finlandés, aunque presionaba su contrincan­te. Tanto, que forzó una pasada de frenada imperdonab­le de Valtteri. Hamilton olió la sangre y cazó el liderato a los pocos metros. Pista libre, más aún cuando el motor de Bottas dijo basta y abandonó.

Verstappen nunca tuvo ritmo para acercarse a Mercedes, vivió en tierra de nadie y con ventaja sobre las incontable­s batallas que sucedían detrás: Ricciardo contra Pérez, Albon contra Gasly y Kvyat,

Sainz

El madrileño se clasifica quinto pero disgustado con su monoplaza

Leclerc contra todos. Mientras, Sainz partía desde la décima plaza e iba recogiendo cadáveres con un McLaren inferior.

Todos volvieron a encontrars­e a diez vueltas del final, cuando el abandono de Norris llevó a Dirección de Carrera a sacar un coche de seguridad un tanto exagerado que permitió cambiar neumáticos a los que iban más justos, como Ricciardo.

Verstappen se durmió cuando se relanzó la carrera y tuvo más problemas con el australian­o, por detrás, que intencione­s de reventar la fiesta de Hamilton. El británico le metió cinco segundos en la meta. Al neerlandés le bastó con el segundo y Renault celebró un tercero delante de su nuevo CEO, Luca de Meo.

La batalla entre Ricciardo y Checo Pérez fue digna del puesto que se disputaban. En cuanto a Carlos Sainz, no hay quinto malo y ese es el puesto que consiguió en un luchado gran premio. Sacó provecho de los abandonos de su compañero, Albon, Ocon y Bottas, todos por razón mecánica, y dio caza a Leclerc con la estrategia óptima. No había ritmo para luchar por el tercero y en Woking deben resolver ese problema.

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