Mario se pone la gorra de Jon Rahm
Divertido arcade de golf, orientado a todo tipo de público
Aquellos que estén esperando que Mario Golf: Super Rush sea un pulcro simulador de golf se van a llevar una decepción ya que el último juego del fontanero de Nintendo está más cerca del Mario Kart que del PGA.
Pero ello no le resta ni un ápice de competitividad ni de diversión, es un título muy completo con varios modos de juego en el que las partidas van a poner a prueba la habilidad, los nervios y la paciencia del usuario.
Clásico. El equilibrado diseño de Mario Golf hace que sea ideal tanto para novatos como para expertos. El primer juego, el más clásico, recrea una partido de golf pero con los personajes del universo Nintendo. Ello no es óbice para que haya que tomarse muy en serio qué palo escoger o qué tipo de efectos aplicar a la bola. El sistema de golpeo es el habitual con un medidor de fuerza y diversos tipos de ajustes que posibilitan desviar la bola (fade o draw), subirla más alto o hacer un backspin. Se puede optar por controlar con los sticks o con los JoyCon, aunque este es más realista le falta algo de precisión.
Muchos modos. El modo historia sirve como tutorial, en él se aprenden los movimientos básicos y posee cinco escenarios diferenciados. El modo aventura es un competición con toques de rol en la que hay que superar determinados desafíos para ir accediendo a nuevos mundos. En el rápido todos los jugadores compiten con la misma bola, así que habrá que ser el más veloz en llegar a la zona de golpeo en un escenario repleto de obstáculos. Y en el batalla hay que completar 3 de 9 hoyos en un mismo campo en el que pelean todos los jugadores a la vez y donde no faltan las triquiñuelas.