Italia ha vuelto
El día más feliz de Italia desde 2006 empezó, para la Azzurra, respetando las tradiciones del último mes. Uno de los secretos de este triunfo es la relación entre los jugadores, que como se vio en redes sociales, entre una broma y otra, parecían un grupo de amigos de vacaciones.
A las siete de la mañana la comitiva llegó a Roma y en el hotel le esperaban los cruasanes pedidos por los anfitriones De Rossi y Florenzi, imitando el ritual de Bernardeschi en Coverciano. Después del desayuno, los chicos descansaron unas horas, comieron a las dos de la tarde y empezaron su gira institucional. La primera parada fue en el Quirinale con el presidente de la República, Sergio Mattarella, que invitó también a Matteo Berrettini, primer italiano en alcanzar una final en Wimbledon. Un emocionado Roberto Mancini tomó la palabra durante el encuentro: “Esta victoria demuestra que creyendo en lo que se hace es posible también conseguir un sueño supuestamente imposible”. Giorgio Chiellini, por su parte, tuvo una dedicatoria especial: “Davide Astori tenía que estar aquí, siempre está presente en nuestros pensamientos y en los corazones de los que le hemos conocido. No ganamos por un penalti más, lo hicimos porque hemos compartido desde el principio nuestra amistad”.
El presidente, que también viajó a Wembley feliz como un niño, alabó a sus deportistas: “Merecisteis ser campeones de Europa más allá de los penaltis, superando la presión de los hinchas rivales y el gol encajado enseguida. Honrasteis el deporte demostrando espíritu de equipo también fuera del césped: Vialli ha expresado los sentimientos que todos notamos”. Mattarella, además, le lanzó una elegante y sutil indirecta a los ingleses: “Esa parada de Donnarumma en el último penalti hizo felices a millones de personas, y no solo en Italia...”.
La Nazionale, después, visitó al primer ministro Mario
La selección ‘Azzurra’ celebró su triunfo con las instituciones y realizó una ruta en autobús descapotable para festejar también con los tifosi