Alonso hace magia
El asturiano pasa a seis coches en una vuelta irrepetible. Fue 7º en el ‘F1 Sprint’ que ganó Verstappen
Delante, fue un duelo de pistoleros y ganó el que desenfundó más rápido. Verstappen fue inteligente, hizo esperar a Hamilton en la parrilla ese par de segundos extra que ayudaría a enfriar sus neumáticos. Humeaban los frenos del Red Bull bajo los semáforos, se asomó alguna llama desde las entrañas de la llanta. Se dio la salida de la carrera de clasificación que tanta expectación despertó en Silverstone y el neerlandés voló, a los pocos metros ya había superado al Mercedes. Se emparejaron media vuelta, fue emocionante, pero Sir Lewis ya iba con el pie cambiado. A partir de ahí, uno a gestionar y a pensar en cómo ganar hoy desde la pole, y el otro, a lamentarse. Bottas, que salía con el Pirelli más blando para atacar, ni siquiera se asomó. Porque no es tan fácil.
Cuando terminaron los teloneros, Alonso recogió el testigo y justificó el invento del ‘F1 Sprint’, el regreso de los aficionados a los circuitos y su vuelta al Mundial en diecisiete vueltas de pura magia, cimentadas sobre una salida que no debe sorprender, porque ya las ha hecho antes. Partió undécimo con el neumático rojo y el cuchillo entre los dientes, rebasó a Sainz en la misma recta aprovechando la tracción de sus neumáticos, también a Russell, y luego a Vettel en las rápidas enlazadas. Cuando llegaron las frenadas más fuertes se emparejó con Ricciardo y Checo, fueron los movimientos más arriesgados. A Norris lo pasó por el exterior en Copse. Seis coches, seis, en apenas nueve curvas.
En el primer paso por meta, el bicampeón español era quinto por detrás de los líderes y el Ferrari de Leclerc, que corrió en tierra de nadie. La apuesta de las ruedas blandas era arriesgada porque implicaba salir con mejores prestaciones que nadie y acabar con la degradación por las nubes. Por eso, a la altura de las maniobras para progresar estuvieron las defensas: resistió a los dos McLaren, aunque Norris le superó tras varios intentos y también Ricciardo, con más esfuerzo que su compañero británico.
Pero el siguiente del treno era Vettel, viejo enemigo de los tiempos de Red Bull y Ferrari. Seb lo intentó de todas las maneras, se pegó a la estela del Alpine y serpenteó con un Aston Martin que tiene más velocidad punta (motor Mercedes).
Era una amenaza constante, pero el asturiano no abrió una sola puerta y coronó un espectáculo a la altura de sus mejores actuaciones en F1. Aunque fuera para salir séptimo en la parrilla de hoy, sin puntos en juego, por el mero placer de levantar a los 140.000 aficionados y compensar el precio de cualquier entrada y las horas bajo la solanera. Sólo por estas vueltas, el regreso mereció la pena.
No fue un buen día para Pérez, que perdió el Red Bull cuando perseguía a Lando y se accidentó, sale último. Tampoco para Sainz, se tocó con Russell, al que sancionaron con tres puestos en la parrilla de salida, y cayó hasta el último puesto. Remontó nueve puestos y fue undécimo (sale 10º) para la carrera que sí reparte puntos.
Sainz
Un toque con Russell le obliga a remontar hasta el 10º