AS (Pais Vasco)

La leyenda fue Munitis

El cántabro y De la Red lideran la victoria ante el Barça

- A. MARTÍN / LA CRÓNICA

Quien tuvo, retuvo. Los veteranos del Real Madrid y Barcelona deleitaron a los cerca de 30.000 espectador­es que llenaron el estadio Bloomfield de Tel Aviv en el Clásico de Leyendas. Los blancos acabaron imponiéndo­se 3-2, igualando la derrota que sufrieron en 2017 en Beirut (3-1). Es más, el comienzo del encuentro se tuvo que retrasar debido a las colas que se formaron a la entrada del recinto deportivo. Pero todos salieron satisfecho­s de la experienci­a en el país hebreo.

Los azulgrana se adelantaro­n en el encuentro gracias a un gol de Ronaldinho, que transformó un penalti cometido por Núñez sobre Saviola. Hasta entonces, todos los participan­tes ya habían dejado patentes sus cualidades. Ronaldinho casi marcó desde 40 metros y estrelló un balón en la escuadra de Codina (el brasileño fue el mejor jugador durante los primeros 40 minutos de encuentro, con una pausa de hidratació­n a los 20 minutos debido al intenso calor existente en la ciudad israelí), las caracterís­ticas internadas de Figo, las subidas de Roberto Carlos, el toque de Milla, la movilidad de Rivera, la habilidad de Deco para iniciar jugadas, un taconazo de Saviola para habilitar a Rivaldo (quizá el más flojo), el muro que formó Angoy en la primera parte y que evitó varios goles madridista­s (estuvo impecable)…

La segunda mitad, con el habitual carrusel de cambios, el Madrid dio el primer golpe en la mesa de la mano de Munitis. El cántabro recortó a Guzmán y marcó el primer gol de los blancos. Un par de minutos después, el propio Munitis sacaba un centro desde la banda izquierda que era rematado por Alfonso. El Barcelona se estiró buscando el empate que le diese la opción de llevarse la victoria en la tanda de penaltis. El gol llegó a través de una jugada personal de Jofre, que engañó a Iván Campo antes de batir a Codina con un fuerte derechazo. Pero a falta de diez minutos, De la Red, en una formidable acción personal, desniveló el partido. El Clásico se venía a Madrid. Ya están igualados a uno...

Pero aparte del resultado, lo bello es reconocer la importanci­a de estas citas. Yo me hice del Madrid no sólo por quedar fascinado con los primeros partidos que le vi a Pirri, Camacho o Santillana, sino por lo que me hablaba mi padre de Di Stéfano y

Amancio. Lo mismo hice yo con mi hijo comentándo­le las grandezas de la Quinta del Buitre y de glorias como

Hugo Sánchez, Juanito, Gordillo o Paco Buyo. Eso se llama legado. Y cuidar los referentes. Los veteranos no son cuadros para poner en un museo sino la representa­ción viva de la grandeza de la historia del club. Gracias a todos ellos por seguir dignifican­do el escudo más importante de la historia.

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