Fukushima, aliento olímpico
Anoche arrancaron los Juegos en una ciudad que sufrió mucho hace 10 años
Hace diez años, en 2011, Japón sufrió un golpe horroroso. Un gigantesco tsunami invadió la isla. Hubo más de 18.000 muertos. Una de las partes más duras la vivió la prefectura de Fukushima. El terremoto y la macroola dañaron los reactores 1,2 y 4 de la planta nuclear de TEPCO y 160.000 personas dejaron sus casas por el riesgo atómico. La pasada madrugada, dos días antes de la ceremonia de apertura, los Juegos de Tokio han comenzado con el Japón-Australia de sóftbol. También habrá béisbol. Dos deportes nacionales, todo un símbolo, en el estadio Azuma.
“Los Juegos de Tokio 2020 tienen el significado de la recuperación de aquel desastre, así que son muy importantes para nosotros. El mundo tendrá su atención sobre Fukushima, y podrán conocer nuestra situación”, cuenta para AS Yusuke Goto, coordinador de los Juegos de la Recuperación, uno de los leitmotivs de la cita olímpica cuando se creó y aprobó en Buenos Aires, allá por 2013: “Queríamos demostrar que Japón podía superar las adversidades”.
Fukushima y Tokio 2020 están estrechamente vinculados. Aparte de diversos actos en la zona (se descubrió una marioneta gigante), en los que se intenta mejorar la imagen y potenciar el turismo, el 25 de marzo, la antorcha olímpica inició allí su controvertida carrera en Japón. Acabará el 23 de julio en el estadio del distrito tokiota de Shinjiku, remodelado escenario de 68.000 espectadores, sede de los Juegos de 1964. En aquella cita también se recordó otro desastre nuclear: el de Hiroshima y Nagasaki en 1945. La diferencia es que desfiles y eventos se hacían entre un furor popular. Ahora, la capital japonesa aguarda silenciosa la antorcha y Fukushima tampoco tendrá público tras una decisión de última hora que decidió prohibir los 7.000 espectadores esperados en esta subsede.
Béisbol (desde el 28 de julio) y sóftbol, religiones en Japón, vuelven al calendario olímpico 13 años después.