Dolgopolov dio oxígeno a un Nadal más efectivo
El balear solo sumó 11 errores y se medirá con Rublev en cuartos
Nadal avanza en el US Open. Ayer solventó por fin su partido sin problemas. Ganó a Dolgopolov en tres sets y menos de dos horas, y mañana le espera en cuartos Rublev. Muguruza cayó en octavos y Carreño busca hoy las semifinales ante Schwartzman.
Rafa Nadal necesitaba un día soleado para recuperar sensaciones en la pista central del US Open, a techo descubierto. Al balear se le vio contento, disfrutando de las condiciones que le gustan ante un rival, Alexander Dolgopolov, que le dio facilidades. Pero eso no puede ocultar el hecho de que por fin se vio a un Nadal mejorado que solo cometió 11 errores no forzados, que volvió a dominar y que sacó mejor que otros días (82% de puntos ganados con el primer servicio). Así respiró después de tres rondas en las que lo había pasado mal. Partido resuelto en tres sets y en una hora y 41 minutos. Cifras más familiares para el español. En cuartos, se enfrentará mañana al joven ruso Andrey Rublev, que venció a David Goffin por 7-5, 7-6 (5) y 6-3.
Dolgopolov se antojaba beneficioso para Nadal, porque como él mismo advirtió antes y repitió ayer tras el partido, el ucraniano “es un jugador que alterna grandes golpes con algunos fallos”. Y así fue, porque regaló 39 errores. Con su mecánica de juego extraña, más bien fea, se enfangó en constantes quejas por el sol, por el empedrado y por sus propias pifias. Aunque no dio ritmo, no inquietó y Rafa sacó partido. Al contrario que en el duelo contra Mayer, donde perdió 19 de las 25 opciones de break que tuvo, esta vez aprovechó casi la mitad, 6 de 13.
Los dos primeros sets los ganó con más trabajo, el tercero ya fue un paseo. De Dolgopolov se esperaba más tras haber eliminado a Berdych. Al número uno le aguarda ahora un rival diferente y peligroso, Rublev, de 19 años y 53 del ránking, que además de a Goffin apeó del torneo a Dimitrov. Nadal se entrenó con él hace un par de años en Manacor. En el horizonte, Federer, si anoche ganó a Kohlschreiber. Y un deseo: “Me gustaría jugar la final contra Carreño”.