Resaca de persiana bajada
En otras circunstancias y en otro tipo de temporada, lo normal es que el Sevilla hubiera ganado en Butarque por mera inercia. Cuando un equipo da un golpe encima de la mesa del calibre del de los de Montella en Old Trafford, el cansancio pasa a un segundo plano. Principalmente porque los no habituales se suelen enchufar y ansían demostrar que pueden ser válidos para las grandes batallas. Sin embargo, no es el caso de esta temporada ni de este Sevilla, que tiene todas las virtudes que se vieron en Manchester y todos los defectos, muchísimos y de lo más variados, que se observaron en Leganés.
Fue una resaca en toda regla, de las de no levantar la persiana de la habitación en todo el domingo. Impresiciones, pérdidas de duelos individuales, inoperancia en ataque... La consecuencia es que ahora le va a tocar al Sevilla remar con cierto recelo para amarrar la Europa League vía Liga, puesto que la final de la Copa del Rey y los cuartos de final de la Liga de Campeones son dos éxitos que no aseguran nada de nada para el año que viene. Abril llega preñado de partidos ante rivales de muchísima enjundia. Más le vale a Montella poner a tope físicamente a los hombres con los que de verdad cuenta para que aguanten una primavera de altos vuelos. Las dudas de que eso sea posible son muchísimas y están más que justificadas a tenor de lo visto.