Valverde cumple 22 años con galones
El uruguayo se ha convertido en pieza clave en esta Liga con 30 partidos como titular
Fede Valverde (Montevideo, 1998) celebra uno de sus cumpleaños más especiales. El uruguayo cumple 22 años siendo campeón de Liga con el Madrid y formando parte del equipo revelación de la UEFA. La vida del centrocampista cambió en 2015 cuando el equipo blanco anunció su fichaje a cambio de 5M€. Una temporada en Peñarol, otra en el Castilla, su estreno en Primera con el Depor y dos campañas con el primer equipo blanco ha sido su demoledor bagaje. Unos registros que han sido progresivos, especialmente de la mano de Zidane. El francés evitó que saliese cedido en el anterior mercado. Pese a que no tuvo sus primeros minutos hasta la tercera jornada (Villarreal), el madridista ha terminado como una pieza clave (acumula 30 titularidades y 2.712 minutos).
Su camino en el Madrid no ha sido fácil. Hay que recordar que en su primera temporada empezó como suplente en el Castilla de Solari. En el filial compartía vestuario con Odegaard, Febas, Enzo… y terminó ganándoles la partida. Llegó y tocó el cielo hasta el punto de dar el salto a Primera con el Deportivo, donde descendió a Segunda. Sin embargo, la dura experiencia en Riazor se convirtió en un trampolín para quedarse en el Madrid. El punto de inflexión del uruguayo fue cuando el Madrid visitó el Metropolitano en 2019. Desde entonces, Fede salió desde el principio en ocho de los siguientes nueve partidos. Con contrato hasta 2025, Valverde se erige como un centrocampista de presente y futuro. Infancia humilde. Valverde nació en el Barrio de la Unión, una de las zonas más conflictivas de Uruguay. As visitó este barrio y habló con sus vecinos. “Le vimos crecer aquí y para nosotros es una alegría saber que le va bien. Cuando era chico ponía dos mochilas en el suelo y estaba todo el día jugando por estas calles. Un niño educado y simpático”, recuerda Alberto. “Mi hijo jugó con él en la Unión y fue su primer compañero de ataque. Hacían muchos goles y Valverde demostraba que iba para crack. Su familia era humilde. Su mamá Doris es lo mejor que le pudo pasar. Yo vendía juguetes con ella en la feria para poder vivir”, zanja Alejandro Biestro, amigo de la familia.
AValverde sólo le faltaba terminar de creérselo. Soltarse. El arrojo precoz que le vio Forlán cuando le cobijó con 17 años en Peñarol aparecía con cuentagotas en el Madrid, donde Fede parecía limitarse a ser un engranaje que no chirríase al lado de Casemiro, Kroos y Modric. El clic mental llegó con la expulsión más dulce del mundo. Fue el pasado enero en la Supercopa de Yeda cuando su decisión canchera de autosacrificarse en el minuto 115 parando con una falta un mano a mano de Morata con Courtois le valió la roja, el MVP del torneo y la felicitación inmediata del propio Simeone. Fue la validación definitiva: Valverde se sentaba en la mesa de los grandes. Tanto que cuando Zidane ha experimentado con él en banda derecha, más de una ceja se levantó. “Me extraña ver a Valverde confinado ahí, admitió Valdano en el Real Madrid-Valencia post-parón. “Necesita espacios más grandes para hacer notar su potencia y su personalidad”.
El Madrid sabe que tiene un ave de presa desde que le echó el ojo Ramón Martínez (hasta hace dos meses jefe de La Fábrica y un enamorado del fútbol uruguayo). “Será el mejor ocho de Europa”, insistían en las altas esferas de la entidad allá por 2018, cuando Fede sufría para tener minutos. Ahora vuela acortando etapas. Con 22 años, este 2020 le ha traído la titularidad, la paternidad (en febrero nació Benicio) y su primera Liga. El año del Pajarito.
En Uruguay se felicitan: “Es una alegría ver que le va bien en el Madrid”