Pedri, el ‘pibe’ que no sabía ni cómo saludar
Es la revelación de Segunda
En esta era de nombres propios ninguno deslumbró más en Segunda División que Pedri González. Con apenas 16 años firmó su primer contrato profesional, y varios meses antes de cumplir los 17 (nació el 25 de noviembre de 2002), al unísono con aquella rúbrica que debió estar acompañada por la de sus padres, cosas de la minoría de edad, había sido traspasado al Barcelona.
De Pedri se cuenta que Sesé Rivero, responsable de la cantera del Tenerife, de donde el pibe es oriundo (Tegueste), lo descartó por su supuesta debilidad física. Si la había, su talento la superaba con creces. De ello pueden dar buena fe en el Juventud Laguna, desde donde fue rescatado por el departamento de formación y captación de la Unión Deportiva Las Palmas. Las sonrisas de hoy en Barcelona son los lamentos de Tenerife y Madrid. Las indecisiones se pagan caras.
Apenas le bastó un curso como juvenil para tirar abajo la puerta del primer equipo. Julio de 2019, amanecía y Pedri se plantó en la recién inaugurada Ciudad Deportiva sin ni siquiera saber qué hacer. Entre ser un invitado y ser uno más media un abismo. Todo era nuevo, desconocido, sueños que se hacen realidad. “El primer día estaba cagado, no sabía ni qué hacer cuando entré al vestuario, no sabía ni siquiera si saludar. Me daba mucha vergüenza, de primeras soy así”, llegó a desvelar. Perdido en el océano profesional, muy pronto acudieron a su rescate. “Me senté y el primero que vino fue Aythami para decirme que, si necesitaba algo, hablara con él. Me ha ayudado mucho”.
En cualquier caso, la vergüenza la dejó en el vestuario. “Joder con el nene”, decían los más veteranos. Desde el primer entrenamiento, un ciclón arrasaba el nuevo pasto de entrenamiento de Las Palmas.
Pedri soñaba con ver entrenar a Messi y en unos días le podrá pasar el balón y ejercitarse junto a él. Que compartan equipo está por ver. A lo mejor tampoco le salen las palabras, se le olvida hasta cómo saludar a la mayor leyenda que parió el fútbol y a varios de los mejores futbolistas del mundo, pero su talento continuará hablando por él. Su idioma común, el de la pelota, hará el resto.
Tímido “Me daba mucha vergüenza entrar al vestuario de Las Palmas”