Entre Démare y la nieve
El francés logró su tercera victoria y el clima preocupa para la última semana
EI tiempo fue el tema de conversación ayer en el Giro de Italia. Las condiciones climatológicas preocupaban para la séptima etapa, pero de manera muy leve si se compara con la intranquilidad que está generando entre todos los implicados en la carrera lo que pueda suceder en la última semana. La nieve ha llegado a los Alpes y hay dos etapas que podrían estar en jaque. La primera es la número 18, la cual pasa por el Passo dello Stelvio, una cumbre que está a 2.758 metros (la más alta de la presente edición). La segunda fecha que preocupa es la penúltima, que ascenderá entre otras cimas las de Sestriere (final de etapa), Colle dell’Agnello, que coronará a 2.744 metros, y el Col d’Izoard, a 2.360.
Según han filtrado diferentes medios italianos, RCS, empresa que organiza la carrera, maneja varios planes por si esas cotas no estuviesen practicables. En el primer supuesto se evitaría el Stelvio, pero en el segundo sería más complejo. Para acceder al Izoard hay que hacerlo por el Agnello. Por ello, una de las opciones que tienen en mente sería llevar la carrera al Colle delle Finestre (los últimos ocho kilómetros son de tierra y no daría tiempo a asfaltar) antes de encadenar la subida final a Sestriere. Además, también piensan en un circuito que finalice en el mismo puerto si descartan al
Finestre.
Toca esperar, y es que hasta el momento se mantiene el trazado inicial. Mientras, el pelotón trasformó una etapa de transición en un día histórico. Hubo abanicos, caídas y se rodó muy rápido. Marcaron una media de 51,23 km/h, lo que convirtió la etapa en la más rápida de la historia (la anterior fue la 18ª jornada de 2012 en la que se rodó a 49,42 km/h). Fuera de los datos destacaron varios nombres. El primero el de Arnaud Démare. El francés ganó su tercer esprint en este Giro (13º triunfo del año) y lo hizo de manera muy holgada. Por su parte, Jakob Fuglsang fue la parte negativa. Se cortó en los abanicos y tras una caída. No perdió tiempo, pero él y su equipo sufrieron desgaste para cazar al pelotón.
■
Velocidad La etapa fue la más rápida de la historia: 51,23 km/h de media
■
■