Un regalo suizo
Oyarzabal firma la victoria de la Selección tras un error de Sommer ● El de la Real ejerció de nueve
La noche nos dejó dos noticias. Una, que Ansu Fati es capaz de pasar inadvertido. La otra, que el balón sigue siendo el dueño y señor de este deporte llamado fútbol. Da igual las horas de insomnio que pasen los entrenadores para preparar un partido, el escribe y borra en la pizarra, que una acción deja todo ese plan en papel mojado. Un mal pase del portero, un resbalón y el gol del rival. Lo firmó Mikel Oyarzabal y significó la victoria que permite a España mantenerse líder de grupo en la Nations League.
Volvía Ansu Fati, lo que es sinónimo de día de fiesta, de runrún en la grada incluso si la grada está vacía. Regresaba el azulgrana a la titularidad en un ataque inédito con Oyarzabal y Ferran Torres como compañeros. Y el invento no tenía otra razón de ser que despistar al adversario. El sistema sí se mantenía, el 4-3-3 parece irrenunciable, pero al contar con nueve cambios con respecto al amistoso del miércoles en Lisboa resultaba complicado saber por dónde irían los tiros. Ya con el rodar del balón se comprobó que Oyarzabal hacía de nueve, mientras que Ferran y Ansu desempeñaban el papel de extremos. Esa manera de mover el tablero debía desconcertar a Suiza, que de inicio había apostado por la línea de cinco en defensa. Xhaka era la batuta del equipo, mientras que Shaquiri, inactivo con la selección desde junio de 2019, tenía que ver el inicio del partido desde el banquillo.
Suiza llegaba a Madrid como un rival incómodo, aunque los libros de historia eran reveladores: veinte duelos entre ambas selecciones con 15 victorias españolas, cuatro empates y una sola derrota, ya saben, la de nuestro debut en el
Mundial 2010. Aquel gol de Gedson Fernandes, la sangre en la ceja de Piqué, el chasco a las primeras de cambio…
Pero Suiza descubrió que el cebo del falso nueve era eso, solo cebo, y nadó hacia otras aguas. El arranque no convenció a Luis Enrique, que se desgañitaba desde la banda. Y en estas circunstancias, se oye todo. “¡Arriba, sigue, aprieta!”, tronaba en Valdebebas. Pedía más presión a sus delanteros para ahogar la salida de balón suiza, donde Schär, ex del Deportivo, ejercía de limpiaparabrisas. Abría a un lado y a otro, y en caso contrario, si atisbaba peligro, cedía atrás a Sommer. Lo que Vladimir Petkovic había ordenado es que no se rifara ningún balón. Lo curioso es que a la inversa ocurría lo mismo, porque eran Seferovic y Mehmedi los que incomodaban a La Roja a la hora de crear juego.