AS (Sevilla)

“Este Raúl entrenador me recuerda a Capello”

- C. A. FORJANES

Pasional y poliédrico, Iván Helguera hizo historia en el Madrid (229 partidos y nueve títulos) y la Selección. Ahora regresa y lo hace como técnico, con Las Rozas en Segunda B. Su debut tendrá miga: este domingo contra el Castilla de Raúl... Iván Helguera

Juntos ganaron dos Champions para el Madrid y ahora se verán las caras por primera vez... como entrenador­es. Iván Helguera (Santander, 1975) recibe a AS como flamante técnico de Las Rozas antes de medirse este domingo al Castilla de Raúl (12:00h.). El destino ha querido que su primer partido oficial de Liga en un banquillo sea ante su antiguo club...

—Debutar como entrenador en una pandemia. Eso es añadir otra pirueta más de dificultad.

—¡Buf! (ríe). No me lo esperaba cuando me decidí a entrenar. Es una situación surrealist­a pero nos adaptamos, aunque no podemos utilizar prácticame­nte nada. Lo llevamos bien.

—Hierro, Morientes, Solari, Guti... Compañeros suyos que empezaron su carrera como entrenador­es en el Madrid. ¿Por qué Iván Helguera no?

—Estoy seguro de que si hubiera llamado al Madrid me habrían dado un puesto allí, pero a mí no me apetecía entrenar a chicos tan jóvenes y sí empezar con adultos, más profesiona­l. Eso me lo dio Las Rozas. Pero hay un vínculo con el Madrid. Tenemos tres cedidos suyos (Chechu, Algarra y Augusto) y nos ayudamos. Hay una conexión y me encanta, el Madrid es mi casa y Las Rozas ahora también.

—Antes no le he citado a Raúl para detenerme ahora más en él. Debuta usted contra el Castilla del ‘7’, vaya partido.

—Raúl es un ganador, como jugador y ahora como entrenador, ahí está la Youth League. En ese aspecto es un poco como Capello, cuando empieza la competició­n lo quiere todo en su sitio. Pero luego, fuera del campo, también me recuerda a Fabio, es un hombre más cercano.

—El Madrid ve en Raúl al heredero natural de Zidane...

—Ya veremos. Con Zidane se hizo así y salió bien, puede ser.

Quizá veo diferente a Raúl de Zidane, pero conoce muy bien la casa y puede ser un muy buen entrenador del primer equipo.

—¿En qué les ve diferentes?

—Zidane no es como Raúl en personalid­ad, nada que ver. Y no se preocupa tanto del juego, bajo mi punto de vista, deja a los jugadores que ellos desarrolle­n su juego. Raúl es mucho más metódico en ese aspecto.

—¿Es cierto que usted hizo de cicerone de Zidane cuando él llegó al Madrid porque se comunicaba­n en italiano?

—Sí (ríe). Un día incluso fui con él a que comprara muebles.

También teníamos las taquillas juntas, porque él vestía el ‘5’ y yo el ‘6’. Conectamos mucho.

—A usted le han entrenado desde Zeman, un mito del Calcio, a Capello, Del Bosque... ¿Cuáles son sus influencia­s?

—He intentando aprender lo que hacen bien y lo que hacen mal, identifica­rlo para no repetirlo. Me gustan muchos entrenador­es. Capello, sobre todo en los partidos, no te dejaba descansar mentalment­e, pero luego fuera no era tan ogro como lo pintaban. Hablaba con los jugadores, se reía, disfrutaba del vestuario, aunque parezca mentira. Pero cuando llegaba la competició­n era otra cosa... De Zeman... recuerdo el atletismo. Físicament­e nos machacaba, me hice central con él, pero sus entrenamie­ntos eran para atletas. Sus equipos empezaban muy bien, pero luego... Con Del Bosque es una maravilla recordar lo que vivimos. Es un técnico que me ha llenado mucho.

—Hábleme de la filosofía que quiere ahora como entrenador.

—Quiero que el jugador disfrute del juego. Y la pasión, sin ella no se llega. Desde ahí tengo mi modelo y creo que la forma en que jugamos es para que disfruten.

—Tenemos un Clásico a la vuelta de la esquina...

—¡Ni lo tenía en la cabeza! (ríe). Veo un pelín por encima al Madrid, pero es pronto aún.

—No se sabe si estará Hazard. Usted vivió un calvario con las lesiones y entiende lo que se siente. ¿Qué le está pasando por la cabeza al belga?

—Es lo que conlleva el Madrid. O el Barça, con Dembelé. Jugar en el Madrid supone una responsabi­lidad muy grande cuando un jugador se lesiona de más. Eso al futbolista le genera mucha presión. Hay que darle confianza y eliminar todo lo que venga de fuera. Si no, es difícil.

—Suerte el domingo y en esta laberíntic­a nueva Segunda B.

—Le daré un abrazo a Raúl y desde ahí a competir. Partido a partido, no queda otra.

Iván es un cántabro con coraje y mucho orgullo. A ello le unió el sano carácter que aprendió en la tierra de Don Quijote, forjado en su etapa como jugador del Manchego (en Tercera y Segunda B) y del Albacete (Segunda A). En la Roma hizo un máster acelerado en posicionam­iento táctico, que le sirvió en el Real Madrid para ser un comodín de lujo en la medular (junto a Makelele) o en la zaga (junto a Fernando Hierro). Helguera convivía con los Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham sin complejos. Recuerdo un vuelo interminab­le a Tokio (el Madrid de Del Bosque ganó en Yokohama la Interconti­nental al Olimpia de Asunción) en el que Iván era de los más dicharache­ros, bromeando con Raúl junto a la cabina del piloto por ese miedo que siempre tuvo hacia este tipo de transporte. Lo combatía con humor y buscando conversaci­ón con todo el que pasaba a su lado...

Recuerdo que en ese viaje hablamos bastante de fútbol. Ahí percibí que Iván sería de esos jugadores que al colgar las botas podría prolongar su carrera en los banquillos. Por eso, desde hoy voy a seguir con atención y simpatía las evolucione­s de Las Rozas, equipo en el que va a dar sus primeros pasos con la pizarra. Que sea su estreno ante Raúl es un guiño del destino que aventura una trayectori­a triunfal. Helguera siempre fue un inconformi­sta (era el rebelde en la era de los Galácticos) y seguro que ese espíritu de superación le ayudará a contagiar a sus jugadores del gen ganador que adquirió en el Bernabéu. Todavía recuerdo cómo lideró la defensa en la final de París ante el Valencia, con la difícil misión de suplir a Hierro, que salía de una lesión y estaba en el banquillo. El cántabro fue el sheriff en esa noche parisina, escoltado por Iván Campo y Karanka en esa defensa de cinco que diseñó Del Bosque para ganar la Octava. Casillas, con sólo 19 años, tuvo una final muy plácida. Iván tuvo mucho que ver en ello...

El Madrid “Me habrían dado un puesto allí, pero quiero empezar con profesiona­les”

Zidane “Deja que el jugador desarrolle su juego, Raúl es más metódico”

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Iván Helguera posa para AS en Navalcarbó­n, el estadio de Las Rozas.

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