La hora del
Estambul, 1992. Esa fue la última vez que el Armani Milán pisó la Final Four de la Euroliga. Casi tres décadas de ausencia de la gran fiesta del baloncesto europeo que pesan como una losa en uno de los grandes de Italia. Turquía, además, provocó una fractura en su historia: de acumular 24 campeonatos ligueros en los 57 años previos a solo 4 en los 28 posteriores; de 7 títulos en el Viejo Continente a solo uno. Una crisis deportiva colosal que modificó los pilares de la institución con la llegada en 2008 de Giorgio Armani y que tras años de caminar a ciegas ve esta temporada la posibilidad real de alcanzar la luz.
Porque el Armani ha creado una plantilla colosal para el segundo proyecto de Ettore Messina después de quedar inconcluso el primero por el coronavirus. El Milán, bajo la tutela económica del empresario de la moda (un fijo en el Mediolanum Forum), se ha movido con vehemencia en verano. Y han llegado siete fichajes de peso: Zach LeDay (Zalgiris), Malcolm Delaney (Barça), Kevin Punter (Estrella Roja), Davide Moretti (Texas Tech), Shavon Shields (Baskonia), Gigi Datome (Fenerbahçe) y Kyle Hines (CSKA). Nombres que se suman a los que siguen como Sergio Rodríguez, Cinciarini, Roll, Moraschini, Micov, Brooks, Biligha y Tarczewski.