Berenguer trae la alegría
El extremo debutó como titular en el Athletic y pudo marcar Williams remató la faena ante un flojo Levante
Primera titularidad, estreno en San Mamés y un gol que saca al Athletic de la amargura. Berenguer no olvidará el día de ayer. Llevaba el equipo cuatro derrotas seguidas en su campo, profanado como nunca en su historia, y no había más excusas. O se ganaba al Levante, que no es un apeadero cualquiera, o la tormenta, azuzada por el caso Llorente, amenazaba con mover los cimientos. El exjugador del Torino había estado hasta el minuto 68 voluntarioso pero poco clarividente en la finalización. Entonces se puso la capa de supermán y en un pase profundo de Dani García fue cuerpeando con Postigo y definió al segundo palo de forma magistral.
Se sacó de encima un buen peso el equipo de Garitano. Tras ese alivio, Berenguer se fue a la otra banda, la derecha, para que Morcillo ocupase la orilla zurda. Y una fina internada de este permitió servir un caramelo a Williams, que aprovechó la cantada de la zaga para controlar la bola en el área pequeña y tener tiempo de asegurar lo que sería un mate en baloncesto.
El Athletic descorchó el champán, puso las serpentinas a un buen partido, serio en defensa (con Yeray esto es otra cosa y Dani García estuvo mucho más contundente), sin sacar del corsé al Levante (anulados Campaña y Rochina, con los laterales más pendientes de defender, y un Morales que ni la olió) y con buenos momentos combinativos. Dos goles, ocasiones y control del juego le permitieron quebrar la resistencia del conjunto granota. Y lo hizo justo cuando la cosa no pintaba nada bien. Tras el descanso, el cuadro de Paco López estaba tratando de percutir por primera vez en la matinal bilbaína, sobando el balón y desgastando al enemigo, después de un susto de Raúl García al travesaño. Pero la defensa estaba dormida.
El equipo rojiblanco estuvo mucho mejor en los 90 minutos. Empezando por la primera parte, claro, ante un Levante muy bien estructurado pero sin romperse como acostumbra a hacer divinamente en busca de la meta contraria. Pero faltó lo que sigue en importancia al gol: el último pase.
Controlado La defensa local, apuntalada por Yeray, brilló y Morales ni la olió