El segundo muro funciona
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Nacho y Militao contra el Imperio Británico. Esta vez la Armada Invencible (Salah, Mané, Diogo Jota, Firmino...) fue a la inversa pero el resultado, el mismo que hace cinco siglos, naufragio. La mañana previa del Real Madrid-Liverpool fue de tensión para Zidane. Mediada la mañana, el Real Madrid informó de que Raphael Varane se caía del partido tras haber dado positivo por Covid-19 en un test PCR. Un terremoto a una defensa que ya se sostenía casi sobre palillos por las lesiones de Ramos y Carvajal. Zizou tuvo que elegir: jugársela con Nacho y Militao y mantener la estrategia que había ideado con sus generales (volver al sistema 4-3-3) o reestructurar la vanguardia con defensa de tres incrustando ahí también a Mendy. Zidane decidió no resguardarse en puerto. Mandó sus naves contra las de Klopp como tenía previsto. Al abordaje.
Con Varane haciéndose selfies en casa animando virtualmente al equipo y Ramos sufriente in situ, a Nacho, que alzó la voz en la previa (“¿Retirarme en el Madrid? Si se dan las circunstancias, lo firmo ahora mismo“), y a Militao, sexta titularidad de la temporada, les tocó capear un marrón importante. Resultado: impidieron que Courtois recibiera siquiera
Jaque. “La defensa del Madrid ha sido la clave, han desactivado ese tridente tan peligroso”, comentaba Cañizares en La Casa del Fútbol minutos después de que Brych mandase a los equipos a la ducha. “Una gran madurez”, confirmaba otro exfutbolista Gustavo López, que añadió un matiz al entramado defensivo: “Zidane le ganó la partida de ajedrez a Klopp”.
A Zizou no le hizo falta ni enrocarse para proteger a Courtois. Atrevido, usó al portaaviones Kroos con la velocidad de su caza más veloz, de nombre Vinicius, a la espalda de los laterales rivales. Pero que nadie se engañe. “Me quedo con nuestro buen trabajo defensivo”, sentenció después Zidane. Para el marsellés, la Champions y la Liga se ganan desde atrás.