España cae de
Italia deja a La Roja sin final tras imponerse en la tanda de penaltis ● Chiesa adelantó a los ‘azzurri’
Adiós final. Llegamos a Wembley, pero no al Wembley que queríamos y que aguarda el domingo con el título de la Eurocopa en juego. Italia apeó a España en semifinales tras un partido en el que no hay nada que reprochar a los de Luis Enrique. Jugaron mejor, mostraron carácter y alma de equipo grande que a buen seguro debe ilusionarnos cara al Mundial 2022. Sólo los penaltis rompieron el sueño. Con lo que duele. De todos modos, gracias, Roja.
Si los himnos marcan goles, entonces Italia vencía por 1-0 antes siquiera de que el balón echara a rodar. ¡Qué manera de cantarlo la de los azzurri! Pero los himnos, más allá de su drama (“estamos preparados para la muerte”, dice el italiano; “juremos con gloria morir” el argentino, o “¡a las armas, ciudadanos!”, el francés...), no ganan partidos. Luis Enrique pretendió pillar a Mancini con el pie cambiado. Ninguna de las alineaciones pronosticadas en webs de medio mundo acertó con el once. Laporte volvía a jugar como central izquierdo, mientras que Eric Garcia suplía a Pau Torres. El sorpresón llegaba arriba, donde ni Morata ni Gerard eran titulares. Tal honor correspondió a Oyarzabal en un intento de Luis Enrique por sacar a Chiellini y Bonucci de su zona de confort.
Y lo cierto es que ese cambio de cromos desconcertó a la defensa italiana. Pedri alternaba el tempo de cada ataque (ahora lento, ahora rápido) y Olmo, Oyarzabal y Ferran se erigían en sus mejores socios. A Italia se la notaba incómoda. ¿La mejor noticia al paso por el minuto 20? Ni rastro de Chiesa, Immobile e Insigne. ¿El susto que llegó un minuto después? Una contra italiana con salida en falso de Unai Simón que a punto estuvo de dibujar el 1-0 en el marcador. Afortunadamente, Barella no anduvo fino.
Por fuera estaba el camino, con Ferran y Olmo. Por dentro era misión imposible abrir el muro en el que Chiellini ejerce de pilar con tantas batallas a sus espaldas. Difícil ganarle en el cuerpo a cuerpo. Me da que el de la Juve incluso le suelta algún que otro codazo a su mujer en plena madrugada... En el 25’ llegó la ocasión más clara de España en un doble remate de Olmo que primero se topó con las piernas de un rival y después con los brazos de Donnarumma.
La llave que abría todas las puertas era Olmo. Bonucci no podía ir detrás de él, pero tampoco se atrevía a hacerlo Jorginho para no dejar desnudo su centro del campo. El delantero del Leipzig era un