El anillo, la gran cuenta pendiente de Chris Paul
El base juega su primera final NBA con 36 años
En el verano de 2019, así es la NBA, los Rockets consideraron que Chris Paul ya estaba amortizado como jugador de elite. Un año antes, y tras rozar una final de la que se quedaron a las puertas por una lesión fatídica del base, le habían dado 160 millones por cuatro temporadas. Espantados y tras un fiasco en el curso 2018-19, enviaron con remordimiento tóxico a los Thunder a un jugador muy veterano cuyo contrato habían pasado a considerar demencial.
Dos años después y con 36, Chris Paul juega su primera final de la NBA y lo hace con Phoenix Suns, la franquicia que aceptó su edad y su salario para dar un paso adelante. Lo ha dado: de gigante. En la operación Paul, por cierto, Ricky Rubio fue enviado de Phoenix a Minnesota con parada intermedia en Oklahoma City.
Paul es uno de los mejores bases de la historia y era una anomalía que no hubiera peleado todavía por un título de campeón. Lleva en la NBA desde 2005 (número 4 del draft aquel verano), fue Rookie del Año en 2006, ya aspiraba al MVP en 2008 y ha sido once veces all star. Solo Kevin Garnett y Oscar Robertson acumularon tantos Partidos de las Estrellas (también once) antes de llegar a su primera final.
Paul lleva 1.214 partidos en la NBA y es el segundo que
Veterano Chris Paul se estrena tras más de 1.200 partidos en la NBA
más ha jugado en playoffs (123 por los 128 de Derrick McKey) antes de pelear por el anillo. En el histórico de asistencias es quinto (10.275). Y es el que más veces ha superado las 10 asistencias sin sumar ni una pérdida: 50 ya por los 46 de Muggsy Bogues. En estos playoffs promedia 18,1 puntos y 8,7 asistencias. Los únicos hasta ahora por encima del 15+8 con 35 años o más habían sido Steve Nash y LeBron James.
A Chris Paul le llaman Point God, juego de palabras con point guard (base) y god (dios): el dios de la dirección de juego está cerca de coronar su legado con un anillo de campeón. Es su momento.