Inglaterra no se engaña a sí misma
Al aficionado que anoche hizo el salto del ángel por las gradas de Wembley (y que rápidamente se viralizó a través de las redes sociales) para celebrar la primera final de Eurocopa de la historia de Inglaterra, no se le podía pedir otra cosa. ‘It’s coming home’, ‘Sweet Caroline’ y poco más, que es lo que pide el cuerpo en ese momento. Cuando se haya despertado esta mañana con el cuerpo lleno de moratones y una resaca —futbolera y de emociones— de caballo, la lectura va a tener que ser otra. Y seguramente sea una de esas que le saque una sonrisa incómoda y un: ‘Nadie se acordará del penalti a Sterling cuando ganemos’. Los daneses seguramente sigan todavía ahora pensando otra cosa.
Inglaterra no puede ni debe engañarse a sí misma. Le salva tener la que seguramente sea la mejor generación de su historia a nivel colectivo, pero le condena no tener un seleccionador a la altura. Si ganan, de quien no se acordará nadie será de Southgate y sus errores, pero la alfombra roja que han tenido los Three Lions en esta Eurocopa no se va a repetir en futuros torneos.