AS (Sevilla)

Italia vive una noche de locura

Los italianos celebraron el triunfo con fiestas y se registraro­n varios accidentes ● Un joven falleció en Sassari

- MIRKO CALEMME

Italia ha cerrado un círculo que se abrió hace 13 años, cuando cayó en los penaltis ante España, y comenzó así su legendario ciclo de triunfos. Esta vez, la lotería de los once metros le tocó a los azzurri, que hace un lustro eliminaron a La Roja y, poco a poco, le están perdiendo ese miedo terrorífic­o sufrido en la final de 2012. El difícil triunfo del martes certifica que Italia ha vuelto a ser grande y ese sentimient­o se hace todavía más fuerte si nace desde una inolvidabl­e humillació­n como la de 2017.

De no clasificar­se a un Mundial por primera vez en 60 años, a disputar una final de la Eurocopa: parece un cuento, pero es la realidad, y merecía la pena celebrarlo. Al igual que pasó ante Bélgica, los italianos tomaron las calles, esta vez con todavía más ganas y alegría. Roma, corazón del país, vibró como nunca. Los tifosi se reunieron delante de las pantallas gigantes del UEFA

Festival y, una vez terminado el partido, invadieron el centro histórico, homenajean­do con cánticos y pancartas también a Raffaella Carrà. En Milán los tifosi llenaron la plaza del Duomo, rodeada por agentes de la policía para evitar tensiones y aglomeraci­ones excesivas, un papel muy complicado. En Nápoles, en cambio, se respetó la tradición de los fuegos artificial­es que acompañan siempre a las victorias futbolísti­cas. En la ciudad sureña esta Italia gusta mucho por la presencia de los napolitano­s Donnarumma, Immobile e Insigne y también por Jorginho, una de las columnas del equipo que con Sarri llegó a rozar el scudetto.

Todos los barrios más populares partenopei festejaron la victoria, dejando atrás las polémicas norte-sur que reaparecen cíclicamen­te.

Durante la noche, eso sí, no hubo solo alegrías. En Prato, por ejemplo, una decena de jóvenes se subieron a un coche de la policía, destrozand­o sus cristales. Las fuerzas del orden pidieron refuerzos y un agente recibió un botellazo en la cabeza: sus heridas necesitará­n al menos diez días para curarse. En Cuneo, mientras, hubo un choque frontal entre un coche y una moto, que invadieron la peatonal Piazza Galimberti. Las imágenes de lo ocurrido circularon por las redes sociales e hicieron temer lo peor, aunque los dos moteros, de 20 y 15 años, sufrieron un traumatism­o facial y están fuera de peligro. El conductor del coche, como era de esperar, dio positivo en el control de alcoholemi­a. En Sassari, Cerdeña, hubo tragedia: falleció un chico de 19 años, que regresaba a casa tras la fiesta azzurra. Viajaba en un coche con un amigo, que perdió el control del vehículo y chocó con los autos aparcados en el corso Margherita di Savoia. Fue el lado triste de la que fue, sin ninguna duda, la noche más alegre de los últimos años para Italia. El domingo tocará la final y todas las ciudades del Bel Paese se están organizand­o con varias pantallas gigantes repartidas en sus zonas céntricas. El tiempo de las restriccio­nes anti-COVID, al parecer, se ha terminado al menos durante un par de semanas. La Azzurra de Mancini pudo también con eso.

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