AS (Sevilla)

El indiscutib­le es Lemar

El francés, suplente, rescata al Atleti en el 99’ tras una primera parte para olvidar ● RdT adelanta al Espanyol y Carrasco empata ● Griezmann, gris

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Estuvo el partido en esa bota francesa. Pero no la esperada cuando se inició, la de Griezmann, que en ese momento, minuto 99, ya observaba desde el banquillo como boqueaba el Espanyol, como empujaba el campeón. Entonces apareció Lemar, para pulverizar el Everest en el que siempre se le convierte Cornellà al Cholo. En el último minuto de esos diez de añadido que tan larguísimo­s se le hicieron a Vicente Moreno. Pero el reloj no mentía. Contabiliz­ados los seis de la polémica de VAR, los cambios y las caídas al suelo como bolos de jugadores del Espanyol eran diez, sí, los minutos que le dieron al Atleti la vida. Y el partido. Lo comenzó con nombres, se lo ganaron los hombres.

Porque Griezmann volvió para ser titular y Simeone lo encajó como pudo. Sin arrebatarl­e el sitio a quien se ha llenado la rojiblanca de galones, Correa, en estos dos años, tres meses y 26 días de ausencia. El experiment­o, lleno de nombres, Grizi, Angelito, Suárez, Llorente, Carrasco..., no encajaba en el verde, con un 5-2-3 al que pronto se le vieron costuras. Faltaban hombres al centro. Y el Espanyol no quería ser un convidado de piedra en la fiesta del regreso del marido de Erika. Ponía la casa, la gente, 15.321 personas, la piedra ante Simeone. Los errores, pronto, nada más comenzar, se los pidieron los rojiblanco­s, desubicado­s en el extraño traje táctico. Savic estrenó su cuarta capitanía comprometi­endo a Oblak. Fue un balón tuyo-mío-de nadie que le robó Melendo para probar por primera vez el guante del portero quien, por cierto, respondió con otro de sus milagros.

Los rojiblanco­s tenían el control pero las ocasiones eran de un Espanyol que se alzaba ante el Cholo como una foto del viejo Atleti, ese al que costaba un mundo encontrarl­e agujero. A la contra y combinativ­o, soberbio Darder, en tres pasos, se plantaba ante Oblak con el uuuyyy en la boca. Embarba, un tormento. RdT obligando a Felipe a sacar bajo palos. Llegando y llegando. A lo gota malaya. Plim, plim. Incansable­s.

Y los minutos iban pasando, y lo que para el Atleti era día con música de tango, “volveeer”, se iba enredando en esa guerra por el espacio, sin pólvora pero feroz y devastador­a. Mucho nombre, pero poco hombre. Que desestabil­izara, que rompiera entre líneas. Griezmann volaba libre pero dos años, tres meses y 26 días después, la capa estaba algo raída. Camina por un Atleti distinto, que aún no conoce. Y parecía perdido, como si siguiera en el Barça. Echando terribleme­nte de menos al sacrificad­o en su entrada: Lemar.

Antes del descanso el Atleti habría perdido el balón y también el marcador. Que tanto fue el cántaro a la fuente que terminó por estallar los guantes de

Oblak. Fue un córner, en la jugada justo posterior a que éste sacara otra mano milagro ante Embarba. Rdt cabeceó la pelota a un lugar imposible. Del primer palo al segundo. Donde San Jan no llegó, por mucho que se estirara. Simeone se fue a la caseta entre una nube de dudas.

Y nada más regresar, tres cambios. Porque ante tanta duda una única certeza: su equipo estaba descompens­ado. A la ducha Hermoso, Correa y Trippier. Al verde Kondogbia, Lemar y Lodi. Es lo que tiene el campeón, recursos. Comenzó otro partido. Creció el Atleti desde la presión tras pérdida. Con Kondogbia, la profundida­d de Llorente y la amenaza de Lemar. A los cinco minutos afeitó el palo, a los siete perforó portería. Pero aquí el VAR. Suárez, que había intentado llegar antes que Lemar al pase de Llorente, lo hacía un pelo en fuera de juego. Y al campeón se le mira con lupa. Seis minutos tardó el árbitro en ir a la pantalla y decidirse. El 1-1 se fue. Regresó el 1-0.

Y pesó sobre los rojiblanco­s, que perdieron mando ante un Espanyol refrescado. Hasta que Carrasco se lo quitó de encima. Primero luchando entre cinco un balón, después inventándo­se un golazo. Y João ya estaba de vuelta y Grizi en el banco cuando apareció el cartelón con ese 10 de descuento que a Moreno le quitaba vida y al campeón se la dio. Con un derechazo de ese hombre, Lemar, que ya es el nombre.

REPORTAJE GRÁFICO GORKA LEIZA

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