AS (Sevilla)

Eterno Llull

El Madrid gana la Supercopa después de remontar 19 tantos al Barça con su capitán de MVP: 24 puntos

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en 41 campeonato­s, vino con hazaña, una gigante. Un remontada inopinada que vale la cuarta Supercopa seguida, algo que solo había logrado el Baskonia. La octava en el palmarés.

El partido salió bueno. Un arranque vigoroso y pleno de acierto, sobre todo del Barça, que tardó cinco minutos en fallar. Los no tiradores, como Oriola y Calathes, aprovechar­on la laxitud a siete metros (16-11). Casualidad o no, la aplicación atrás mejoró con la salida de Alocén por Heurtel. El maño, además, se sobrepuso a un tapón con dos triplazos.

El primer cuarto se cerró en un pañuelo (23-22) y ambos entrenador­es hacían alarde de plantillas poniendo a 21 jugadores en cancha, incluido el canterano Vukcevic, que cumplió aunque Smits y el Barça le buscaran las costuras defensivas.

Sin Thompkins ni Randolph, Yabusele es pieza angular y pronto quedaría muy patente. El Madrid, con un toque de corneta de Llull, seguía agarrado: 35-34. La tercera falta del ala-pívot francés disparó las alarmas. Laso optó por colocar a Taylor, un bajito, como perro de presa de Mirotic… no funcionó. Mucha ventaja de la estrella culé, de manera directa y en los desajustes que creaba, incluido el rebote. La segunda respuesta del técnico fue meter al canterano Ndiaye (el 17º al que hace debutar).

El Barça agarraba el ritmo, tenía el control y Mirotic era importante. La tendencia se acentuaba y mientras Calathes gobernaba, Heurtel no levantaba a su tropa: 63-44, minuto 25 (parcial de 28-10). Y entonces, cuando ya se leían los títulos de crédito, un arreón de orgullo y valentía liderado por Alocén y Llull convirtió el duelo en cuestión de fe, la remontada imposible era factible: 76-69 con el 16º tanto de Llull en 8 minutos.

Williams-Goss oxigenaba a los dos héroes y Alocén volvía tras un breve respiro con una marcha más, conectaba con Poirier en el cielo: 79-78 a 3:17. Davies rompía la sequía cuatro minutos después. Daba igual, su equipo estaba fuera mentalment­e y no iba a reengancha­rse (4-19 como cierre). Goss la clavaba de tres y Yabusele, Poirier y Alocén resolvían desde la línea y todavía con faltas para cometer. La Supercopa volaba a Madrid con Llull de MVP, como en los viejos tiempos. La era Laso anda de reconquist­a.

Gesta Alocén dirige la reacción y Poirier vuela en el tramo final

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