AS (Sevilla)

Bola viva, bola lenta

Bautista, Samuel López y Corretja explican las diferencia­s entre jugar de día y de noche en tierra

- N. ALBARRÁN / PARÍS

Nadal ha desgranado a veces las diferencia­s, a su juicio, entre jugar de día y hacerlo de noche sobre tierra. Pero como es parte interesada en este caso, ya que hoy se enfrenta en sesión nocturna a Djokovic, AS consultó a otro jugador, el ganador de diez títulos y semifinali­sta en Wimbledon Roberto Bautista; a un técnico, Samuel López, entrenador de Pablo Carreño, y al comentaris­ta de Eurosport Álex Corretja, para explicar qué cambia.

“Jugando de día, bota mucho más la bola y si hace calor la pista está más seca, más rápida. La goma de debajo del pelo amarillo de la pelota se ablanda más y bota mucho más. Hay más sequedad porque está el sol, y con menos humedad, la bola vuela más por el aire”, dice Bautista, un experto en la materia. “Por la noche, la tierra está más húmeda. La pelota coge humedad por el aire y por la superficie. La goma de la pelota con el frío bota menos y está un poco más dura. Las bolas se quedan más a la altura de la cintura, saltan menos… Hay más intercambi­os porque la pelota pesa más y está más lenta. De noche suele haber menos viento, por el día se mueve un poco más la pelota”, añade el castellone­nse, que se perdió el Slam francés por sus problemas en la muñeca derecha y, si todo va bien, tiene pensado volver a competir, ya sobre hierba, en Halle (13 al 19 de junio).

López, que además de preparar desde hace años a Carreño forma parte del equipo de Equelite en Villena, donde también evoluciona Alcaraz, aporta dos aspectos importante­s, el fisiológic­o y el alimentici­o. “Los jugadores están acostumbra­dos a entrenar por las mañanas, por las tardes lo hacen cuando son más jóvenes, pero no más allá de las siete o las ocho. Cuando son profesiona­les, trabajan hacia el mediodía y por la tarde. Si metes entrenamie­nto a horas a las que tu cuerpo no está acostumbra­do, no es lo mejor”, aporta antes de argumentar el asunto de la comida. “Tienes que cuidarla hasta esas horas, con una carga de carbohidra­tos, de todo lo que el cuerpo va a consumir. Con el horario nocturno hay que llevar controlada­s tres comidas. Otro problema”.

En el aspecto tenístico, coincide con Bautista. “De noche, la bola no se calienta tanto y no tiene la misma viveza y nervio que al mediodía”. Y añade un punto de vista curioso: “En 2020, cuando empezó en París la sesión nocturna, se utilizaba mucho la dejada, era complicado encontrar golpes ganadores”. Álex Corretja, que como extenista y finalista del torneo es una voz autorizada en la materia, da otra perspectiv­a: “De día la pelota bota mucho más porque la pista está más seca con el sol y beneficia a los que juegan con mucho efecto. La derecha de Nadal es mucho más efectiva, por ejemplo. De noche todo eso es mucho menor. A Djokovic, que tiene un revés tan preciso, le beneficia”. La conclusión es que sobre arcilla, jugar de noche favorece a los tenistas que le pegan más plano a la pelota, como Djokovic, porque tienen menos sensación de error y restan contra un bote más bajo. Y el día es mejor para los que golpean más liftado, con revolucion­es y efecto, como Nadal.

Preferenci­a El día favorece al juego de Nadal y la noche, al de Djokovic

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Vista panorámica de la Philippe Chatrier de Roland Garros en el partido entre Nishioka y Djokovic en la primera sesión nocturna del torneo.

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